martes, 31 de octubre de 2017

                    "EL   SOROCABANA  VERGARENSE "..........   

                                                                                                           (2da. Parte)

Entre los habitúes a la CASA ROBAINA, se encontraban también los “viajantes de comercio”, que eran aquellos representantes de los grandes negocios montevideanos y algunos del interior (como por ejemplo, la fábrica de dulce de leche de CANCELA, que era de Pando; la FIDERÍA DEL ESTE, que era de Varela y el Molino harinero, que era de Fray Marcos). Generalmente llegaban en el tren, dado que unos pocos tenían autos particulares. Una vez al mes recorrían los pueblos del interior – en este caso Vergara- levantando los pedidos correspondientes. Estos pedidos, en la generalidad de los casos, llegaban traídos por un enorme camión color naranja, que pertenecía a la empresa de transportes de BARCOS S.A. y el chofer era Raúl Soria, hermano de Lino, que había tenido comercio antes que mi padre, en el viejo caserón de don Felipe Robaina.-
Para ese tiempo, década de 1960, Lino, casado con Ema Senosiain Lucas, estaba radicado en la ciudad de Montevideo, donde proseguía con sus labores comerciales.-
De él contaban que cuando tenía negocio en Vergara, el día que estaba loco todo el mundo se daba cuenta, pues tenía la característica de abrir una sola hoja de la puerta principal….
En otros casos, los pedidos llegaban por tren hasta Vergara y ahí Gregorio Ramos conjuntamente con el secretario que era: Amir Vicente Fleitas Estévez “El negro Capataz”, los alcanzaba a los comercios, en un carro de cuatro ruedas cinchado por un caballo colorado, que a juzgar por el físico (donde se le contaban todas las costillas y vértebras) parecía “El Rocinante” de don Quijote de la Mancha.-
Recuerdo a gran parte de esos “viajantes de comercio”, nombrados al barrer, como: Rega Paladino (que era de Florida); Zamora, Villar, Aldecoa, Pérez, Almitrán y Ganem (que eran de Melo); Mujica, Chírico, Antiga, Javier, Tomás Olivera, Castellón, Iguiní y Ledo Bentos Llano (que eran de Treinta y Tres); Fagúndez (que era de Rivera); González Toriño, Negrín, "El Gordo" Pampillón, "El Pelao" García, Sellera, Amoroso, Oreiro, Formitano y el húngaro Orovich (que vendía piedras de encendedor y cuando se le preguntaba como andaba de salud- porque sufría de asma- contestaba con su clásico fraseo “gringo”: - Pegfectamente, pegfecto -)…..
Estos últimos viajaban desde Montevideo.-
Las personas antes aludidas- los que viajaban en tren- convergían desde la estación de AFE, en los “autos de alquiler” de: Eladio Araújo, de Alberto Barragán, alias “El Sordo”, de “Alfredito” Alvarez, de César Correa Pereira, alias “El Rengo”, de Carlos Batista, de Luis Barragán, alias “El Teru-Tero o El Petiso”, de Alferiano Tizze, a quien llamaban “Garibaldi” o “El Mariscal”(por un gorrito azul de visera, que se ponía para manejar) y posteriormente, en los “autos de alquiler” de “Pedrito” Sequeira, de Walter Moreno, de Roger Scarano alias “El Pollo”, de José Pedro Lucas Zuluaga, alias “El Nono” o de Heriberto Batalla.-
A su tiempo también llegaban al centro de Vergara, en el ómnibus de Aurelio Giroldi o en el “breack” (carruaje tirado por caballos que se subía por atrás) del “Negro” Díaz, que hacían el recorrido hacia y desde la estación de trenes.-
La Empresa ONDA S.A. que hacía la línea Montevideo-Vergara y viceversa, también cuando llegaba a las 19 horas más o menos, tenía su clásica parada frente a la CASA ROBAINA y ahí habían otros habitúes ocasionales que se sumaban a la barra del “Sorocabana Vergarense”.-
Los choferes de Onda, más viejos como “El Pocho” Castro o don Pedro Caraballo, ya conocían de memoria la “Parada Antúnez” en Vergara y muchos de los pasajeros subían en Montevideo al coche de transporte y le decían al chofer:- Señor yo bajo en la “Parada Antúnez”…….
Para ese tiempo la agencia, estaba en la casa de la “Nena” González, quien por muchos años tuvo la representación de la misma.-

                                LOS  ESLABONES  DEL  RECUERDO

Entre los cafés “Águila”, “El Chaná” ,“Cucharita” o “Montesol”; las yerbas “Armiño” o “Sara”; el azúcar “Rausa” contenido en bolsas de 50 kilos o en cajitas con los “terrones” dispuestos para el café; el vinagre “Mariel” (nombre elegido por mi padre, en referencia a mi hermana mayor); el vermouth “Martini Blanco”; las sidras “Sagardua” o “Angélica” (como la mujer de Ramón Ferrada- decía mi padre-); los vinos en damajuanas “Los Andes” o “Los Cerros de San Juan”; los aceites comestibles “El Torero”; “Pizarro”, “Óptimo” o “El Gran Visir”, que venían sueltos o enlatados; los dulces de leche que se vendían sueltos o en bollones y que procedían: de “Conaprole”, de “Treinta y Tres” , el de Pedro Antiga o de “Cancela Hnos.” que eran de Pando (Canelones); las cajitas de lata con "Geniol", los caramelos “Zabala” o “Candel”; los quesos duros y blandos; los orejones, las pasas de uva y las ciruelas; las especias de “La Cosechera”, la malta “Montevideana”; las cervezas “La Rubia”, “Patricia”, “Norteña” o “Pilsen”; las diferentes bebidas: “Bilz”, tónica “Paso de los Toros”, “Bidú Cola”, “Crush”, “Citral”, “Coca-Cola”, “Agua Salus”, “Naranjita Lyda”; las galletitas “Numancia” “María” o “El Trigal”; los fideos “Adria”; los tabacos. “Caxambú”, “Toro” o “Rio Novo”; los libros de papel: “Jaramago” o “Alquitrán”; los cigarrillos: “Plymouth”, “Richmonds” o “Nevada” entre varios más; las cajas de fósforos “Victoria” o “Luna”; la avena “Puritas”; el “Royal”; la creolina “La Buena Estrella”; los jabones "Strauch", “Bao “ o “Veto”; las placas “Lafitte” para los herreros; el alambre para cercar y para “quinchar” de Domingo Mantero y Cía etc . etc. …. Se fue deslizando como sin querer, mi niñez y mi adolescencia, hasta la primera parte de mi juventud.-
Eran los tiempos de los grandes estancieros, cuando pagaban las cuentas con la venta de la lana. Pero también, eran los tiempos de las grandes pobrezas (la otra cara de la moneda) donde mi padre muchas veces repartió alimentos a gente carenciada como: Amancio Techera, "La Chingola", “La Renga” Mirta o el propio “José Teco” (por nombrar algunos) que cobraban unas pensiones por mes, que daban lástima y no tenían sindicatos que los defendieran…..  
Sin embargo las tertulias del “Sorocabana” no decaían aunque fueran estancieros de botas lustradas, viajeros con botines de charol o gente común corriente, peones de estancia, carreros con caballos o lecheros, que andaban de “tamangos”, de alpargatas “Rueda” con una tira colorada para fijarla en la “garganta del pie” o de “pata en el suelo” si estaba lloviendo y el barro era abundante…
De los labios de esa gente, comencé a conocer el “Mundo Viejo” que labraron con el filo de sus existencias: don Máximo Ledesma (el amigo íntimo de “Machurita” García), Ramón Alaniz Lagos, a quien le llamaban “El Indio” (que había ido a la revolución riograndense en 1923 acompañando a Nepomuceno Saravia), el negro viejo brasilero Bernardino Agápito (que había sido esclavo de los estancieros Ramírez), el viejo Benero Andrada (que en 1904 como no tenía caballo, acompañó de a pie, al ejército de Aparicio Saravia en una larga tirada, hasta que logró hacerse de una cabalgadura), el “Mayor Moreno” ( colorado de alma, que había sido “militar de línea” del General Galarza en las revoluciones de 1897 y 1904 y que tres de sus hijos se llamaban: Repúblico, Rivera y Galarza, una hija que se llamaba Blanca Celeste y otro hijo que se llamaba Benicio) el “Canario Don” (irreversible timbero y arador con bueyes en el Arrozal “33”), “El Araña” Mieres (que se llamaba Cándido, estaba emparentado con los Olmos y tenía el oficio de “timbero” y de los buenos) don Francisco Barboza (soldado blanco desde la revolución de Timoteo Aparicio, hasta llegar a ser Comisario de Policía en 1898) don Segundo Oxley (Comandante de Aparicio Saravia en Tupambaé, curandero con “agua fría” y de probado coraje, tras haber capturado al matrero “El Clinudo”) “El Loco” Pucciarelli (con su larga barba, vestido de azul o de blanco, sus pies descalzos y su prédica constante del evangelio) la “Negra Vieja” Brígida (que decían que había sido esclava en el Brasil), Idalina y Francisca Polonia Fernandes (que se vinieron de a pie del Brasil, huyendo de la Revolución Federalista de 1893), la “Mama Goya” Juárez (descendiente de guaraníes y que fue yuyera y partera del pago viejo), el “Negro viejo” Joâo Francisco Da Silva (que había sido criado de don Honorio Zuluaga y que murió con más de 100 años en el “Paso de Píriz”), "La Negra" Isolina Pereira, Clara Martínez de Correa, Cipriana Rodriguez de Rojas, Lucía Díaz de Roldán, María Dávila de Mesa, Graciela Acuña de Méndez y Ciriaca Píriz de Núñez (que eran parteras de fama).-
Escuché comentar de la muerte del polaco Hayeck a manos de Héctor Correa, en el año 1905. De la muerte de Porfirio Martínez “El Firoca” a mano de uno de los Padula-Merlino en agosto de 1915 y que a la llegada de la Policía, rodeaban el cuerpo atravesado en el medio de la calle: Adelaida Méndez “La Toranza” (que era “mujer de la vida”), Eusebio Almada “El Burro” (que había peleado con los blancos en 1897 y en 1904, que era contrabandista y timbero) y Cosme Araújo (que era guitarrero y luego sería Policía en Vergara). Y de la muerte de Frascolla, para adelante de la casa de Luis Larronda, cerca de las "cina-cina" de Paulo Carneiro "Paulino" y rumbo al cementerio de Vergara, a manos de “Yico” López, quien se exilió largo tiempo en Yaguarón.-
Tampoco me fueron ajenas aquellas primeras “mujeres de la vida”, como Otilia Morosini, Sara Freire, “La Cuica”, “La tuerta” Marcelina, Joaquina Campelo, Paula Silva “La Tirurí” o Carlota Lugo, que llegó a tener su propio “negocio”.-
Ni tampoco me fueron ajenos, aquellos mestizos de guaraníes denominados: “El Indio” Terán (que se llamaba Félix y era tropero); “El Indio Pata” (llamado así, por el tamaño de sus pies, cuyo nombre de pila era Fermín Nicasio Fernández y era carrero con caballos); “El Indio Mecha” (peleó con los colorados en 1904, fue Policía en el “Rincón de Ramírez” y para cobrar el sueldo como tal, el Comisario Héctor Correa, le había inventado el nombre de “Gregorio” y los apellidos, indistintamente podían ser “Fernández”, “Correa” o “Zuluaga”), “El Indio” Esperanza (gran jugador de fútbol del Vergarense FC), “El Indio” César (que tuvo boliche en el “Rincón de Ramírez”), “El Indio Juan Chiquito” (que era excelente guitarrista y que se llamaba Juan Techera), “El Indio Pereira” (que era carrero con bueyes y se llamaba Venancio Pereira), “El Indio Clementino” (carrero con caballos, cuyo apellido era Rodriguez), “El Indio” Zuluaga (que era casado con una Maestra y tuvo campos en el “Rincón de Ramírez”) y por si fuera poco, en la década de 1960 apareció un “sanducero” en Vergara, nacido en “Colonia Porvenir” que tocaba la guitarra, el bombo “leguero” y zapateaba “malambo” que daba gusto. Un buen artista, que muchas veces recorrió a caballo la campaña oriental, cantando en las Escuelas rurales y compartiendo con los niños, el mundo y la magia del folclore rioplatense. Se llamó Ángel Roque Barreto Ojeda y le decían “El Indio” Barreto, porque le sobraban las facciones aindiadas….

                                             UN  MUNDO  CHICO   

Casi frente al "Sorocabana Vergarense", quedaba y queda, el viejo edificio de la Escuela Nro. 17 (que a lo largo de los años ha sufrido muchos cambios en su estructura original), pero que se sabe con certeza que la construyó el italiano Roque Vicente Zito Ducatelli y que quedó habilitada en el año 1919.-
Allí tuve mis primeros amigos y amigas en la vida. Se abrió otro mundo frente a mis ojos de niño consentido y modelo de una época ya perimida, cuando ingresé a la jardinera que dirigía aquella querida maestra que se llamó Rosa Patrón de Pesce, que residía en la ciudad de Treinta y Tres y que su esposo era Gerente del Banco de la República.-
Paulatinamente fui engarzando en ese mundo, donde se jugaba a “la mancha”, a “la rayuela”, a “las bolillas”, la maestra nos leía cuentos de los “Hermanos Grimm”, nos enseñaba los colores, los números, cantábamos canciones para niños del libro de Otilia Fontanals y la maestra jugaba a “la escondida” con nosotros.-
Posteriormente, desde primero a sexto año, llegaron otras maestras y un solo maestro: Niria Machado de Moreira, Azucena Piedra, Violeta Quiroga de Castillo, María Elena Benia de Cardozo, Belmiria Robaina Castro de González y Rosmarís Díaz.-
Fueron llegando como de improviso, la pluma, el tintero, el secante de los caramelos “Zabala” y los cuadernos “doble raya” con el indio “Tabaré” en su portada.-
Es que se cuidaba mucho la caligrafía, se insistía bastante con los dictados (para eliminar las faltas de ortografía) y la buena pronunciación de las palabras….
La matemáticas, siempre se me volvió tremendamente difícil (logré superarla en el Liceo, cuando ya habían permitido el uso de las máquinas de calcular), pero lo que era en las redacciones “cero falta” y en la historia nacional, modestia aparte, ya comenzaba a descollar entre los otros compañeros, con el estudio de “Montevideo Antiguo”, “Las invasiones inglesas”, “El gobierno del Virrey Elío” y gran parte de la “Gesta artiguista”.-
Jamás pensé que un día podría llegar a ser investigador de la historia nacional y de la historia, de mi pago viejo. Mucho menos, editar un libro, difundir mis conceptos por radio, presentarme ante la televisión, participar de congresos de historia, grabar entrevistas en YOUTUBE y todo ello, con un profundo agradecimiento a Dios, por las herramientas existenciales, que me ha prestado.-
Quería que el mundo entero nos conociera. Y gracias al transporte cibernético que ha destruido las distancias, tengo la certeza que el mundo nos y me conoce, como comunidad que somos.-
Jugábamos al volley-ball, al fútbol de “canchita”, corríamos carreras de 100 metros llanos, jugábamos a “la chancha parida”, a “la cinchadas”, a “las bolillas”, a “las figuritas”, a “la perinola”, saltábamos “a la cuerda” y muchas otras cosas más….
El primer libro que leí fue “Gaucho Tierra” del uruguayo Adolfo Montiel Ballesteros y luego seguí por Horacio Quiroga con sus “Cuentos de la Selva”, “Una excursión a los indios ranqueles” de Lucio Victorio Mansilla y “Los viajes de Julio Verne”, un notable escritor francés que desde la ficción, realmente me hacía disfrutar, mientras iba viajando por un mundo fantástico y desconocido, cuya dimensión estaba después del horizonte.-
Por las tardecitas, instalado nuevamente en la orilla del “Sorocabana”, seguían desfilando aquellos personajes de otro tiempo, mientras los viejos iban limando pacientemente, el borde corrugado de los recuerdos….
Hablaban del “Sijo” Ledesma (que en realidad se llamaba Lino y se caracterizó por ser el gran enemigo de los gallineros ajenos y que dejó de robar gallinas por completo, cuando hizo un pacto de palabra, con Natalio Leoncio Vergara "El Trompo", que era Oficial de Policía) de “Regules” (un viejo que vivía cerca de la estación de AFE, que decía versos floridos y que en un carnaval, cuando ya estaba bastante corto de vista, lo seguía al “Pelao” Sellanes que andaba disfrazado de mujer y que esa noche, le tomó varias cervezas de arriba y el viejo estaba tan enamorado, que nunca jamás llegó a sospechar que “la mascarita” se trataba de un hombre) de la “Pata de Bolsa”; de la “Pescuezo Torcido” (que se llamaba Isabel Aires) del viejo Ramón Pintado (que era tropero a “La Tablada” y que le decían “El Chirú”) del turco Salomón Caticha, que murió con 100 años de edad; del “Yango” Sequeira, que también murió rondando casi los 100 y que fue de los primeros pobladores de “El Alegre”; del brasilero “Ceca” Gómez (que en realidad se llamaba José Carlos Gómez y saludaba siempre con su clásico:- Como vai?...y extendía su mano callosa de tiempo y de trabajo) del vasco Bartolo Irtuzaeta (que tenía un boliche cerca del km 393 de la vía férrea- muy cerca de donde hoy es el molino del Arrozal “33”) de Petra Irtuzaeta (hermana de Bartolo) del vasco Nicolás Sarasola Inciarte (que estaba casado con la vasca Manuela Miqueo Gastelú y que cuando se enteró que había muerto don “Pepe” Batlle en 1929, cerró el puño, lo bajó con la fuerza de un coloso, gritó “Viva coño”!…..y partió una mesa de madera a la mitad…) del vasco Ignacio Arbelaiz, que era pariente de Sarasola y que una tarde al encerrar parte de las ovejas de la estancia, le dio un trabajo bárbaro encerrar "un cordero de orejas largas" que no era otra cosa que una liebre; del vasco José Senosiain, herrero y hotelero del pago viejo;  del “Maroto” (que una vez intentó ser “Chancho Negro” y Manuel Cornelio Lucas Muiño, que era famoso carpintero y herrero del pago viejo, lo descubrió una noche y le dio una paliza tan grande, que no pudo recuperarse y más o menos a la semana, falleció en el Hospital de Treinta y Tres).-
De la pobreza de Matilde Cruz; de la "Tuerta Felicia" (a la cual le había pegado un tiro en un ojo Merciano Melgarejo) de Cirila Cruz; de Jacinto Cruz (a quien le llamaban “El dedo duro”- dado que a raíz de una enfermedad muscular degenerativa, el tercer dedo de la mano derecha, le quedó rígido), de Bonifacio Natalio Niz Jara (nieto materno del caudillo blanco Coronel Fortunato Jara; que fue un músico de avanzada para la época- tocaba la guitarra, el acordeón de “dos hileras”, la flauta dulce, el violín y el bandoneón- y murió víctima de la bohemia y de la tuberculosis a la edad de 34 años) del vasco Matías Gurruchaga; de su hijo: Bruno José Gurruchaga Senosiain (herrero fino como el padre, maestro de herreros y gran apostador a “las riñas de gallos”) de doña Belmiria Patricia Alves de Gigena (la dueña del caserón donde hoy es el liceo “Dr. Braulio Lago Miraballes”, de quien las “malas lenguas” decían de que le vendía las bolsas con “bostas de vaca” al herrero José Gurruchaga para hacer el fuego que ponía a punto las llantas de carros) y que les chumbaba un perro a las lavanderas, cuando retornaban del arroyo Parao….
De Luis Morra, un español, que también era herrero y que jugaba al fútbol en el Vergarense F.C. Del gallego Abelardo García “El Rey de la baratura” (comerciante desde 1903 en Vergara, que llegó a tener campos y casas, fruto de su trabajo con el comercio y que entre tantas ocurrencias puso un cartel en su negocio criticando incisivamente a los que le debían cuentas: los nombres de los deudores y más abajo una frase: “LA CHUSMA QUE NO PAGA LO QUE DEBE”)…..

                            LAS  HISTORIAS  QUE  NUNCA  TERMINAN….   

En el “Sorocabana Vergarense” escuché hablar de los carreros de carreta con bueyes: Eustaquio Navarro, Rosa Olmos Aguilera, Ángel Custodio Techera, Damasio Martínez, Bernabel Ferreira Soares “El Portugués” y “los Canarios” Eustaquio y Cármelo Barboza, que fueron en realidad quienes carretearon desde “Nico Pérez” hasta el cementerio de Vergara, el “Mausoleo de los Alves”.-
Pero también escuché hablar de otros carreros de carretas con bueyes, como: Anarolino Piñeiro, María Salomé Cuello (mi abuelo materno), Asunción Sequeira Dávila “Sequeirón”, Venancio Pereira, Alejandro Pedroso, Alejandro de los Santos (quien además era “azudero” con “pala de buey”), Santana Bargas, Paulino Niz Rojas, Eufemio Juárez, los hermanos: Raulino y Doroteo Alza, Cornelio Peña, el “Negro Viejo” Hilario Rodriguez (que también fue carrero de carro con caballos) y otros más que en este momento escapan al recuerdo….
También recuerdo que se hablaba que don Floro Alves Pereira (hermano de doña Belmiria) un gaucho-pueblero, que se presentaba como “Bachiller en Ciencias y Letras”, que bailaba tangos como el mejor, que protagonizó el primer accidente de tránsito que hubo en Vergara allá por los comienzos de la década de 1920, que enlazaba y “pialaba” con cualquiera de sus manos (con la versión fidedigna de que por una jugada, “pialó” un zorro, mientras la peonada de la estancia le hacían “calle” para que el animal disparara en línea recta) y que siendo dueño de la estancia “La Trinidad” en el “Rincón de Ramírez”, tuvo su propia carreta que la conducía el mismo, que tenía un pértigo más largo que lo normal, donde le prendía hasta 5 yuntas de bueyes.....
También escuché decir que los viejos carreros para preservar las pezuñas de los bueyes en las largas travesías que efectuaban, los "herraban" con unas herraduras especiales que habían inventado los colonos de las Islas Canarias. Incluso hubo algunos que a falta de herraduras, envolvían las pezuñas de los bueyes en cueros de vaca, formando en torno al vaso del animal, como una especie de "botita" o algo así, que la reataban con tiras de cuero.-

Diligencia año 1906- don Pedro B. Da Silva (de guardapolvos
blanco, Mayoral Serapio Téliz y Félix Blas Silvera.-
Por supuesto que también escuché hablar de los Mayorales de Diligencias, que hacían la línea “Nico Pérez- Río Branco” y viceversa. Con los “cuarteadores” abriéndoles un rumbo hacia el horizonte, con los caballos cinchando parejo a “trote chasquero”, con el mayoral en un grito solo desde “el pescante”, revoleando el arreador a los cuatro vientos mientras, que adentro del carromato, los pasajeros se sacudían constantemente sufriendo las consecuencias del camino desparejo, entre “pozos” y barrizales….
Imágenes que se cruzan en mis pensamientos: Serapio Téliz (cuya diligencia se llamaba “La Puntualidad”) Alejandrino Guevara (que en al año 1898 se salvó por poquito de perecer ahogado en el paso viejo del “Corrales del Parao”, rumbo a Treinta y Tres, mientras Venancio Batalla, se tiraba a nado cortando la vorágine de la creciente y sacando uno por uno a los 8 pasajeros que trasladaba el carromato, entre ellos a dos niños de corta edad. Por último, Venancio, lo rescató a Guevara que había quedado arroyo abajo agarrado de un árbol) Patricio Pereyra, Francisco Sosa “Pancho”, Bernabé Diogo, Rufino Olivera y Juan Lagreca (que años después compró dos camiones y fue fletero entre Treinta y Tres y Vergara, no sin antes mantener un sonado litigio con Natalio Vergara -padre- porque quería cobrarle “peaje” en un puente que había mandado hacer, sobre una cañada, en sus campos de “El Oro”).-
Alfredo Amadeo Álvarez Barcelo “Alfredito” o “El pájaro azul”, fue mayoral de diligencias entre Vergara- Río Branco y viceversa…..
Hasta el momento solo he podido detectar los nombres de algunos de los “cuarteadores”: Florencio Núñez y Geroncio Ramos (cuarteadores de “Alfredito” Alvarez); “El Coatí” (cuarteador de Guevara) y “los Chiches Ramos”- Visitación y Gregorio- (cuarteadores de Serapio Téliz).-
Desde la vereda de "El Sorocabana Vergarense” brotaba un vozarrón hacia mi persona:- Vení p acá gurí…o no sabés que hasta parientes somos?….
Era, “El Negro” Muniz con su largo sobretodo, su tez morena, sus ropas desgastadas y su paso desgarbado…El que anunciaba en las esquinas del pueblo, con una bocina de “gramófono”: Hoyyyy….gran matinée….en el cine Dazeeeer…..
Y en realidad, anunciaba todo lo que fuera evento de importancia. Tan es así que la gente se acostumbró tanto a él, que si no se enteraban de algo, con picardía reprochaban:- Ah, pero el “Negro” Muniz, no anunció nada de eso….. 
Era marido de Paula Silva “La Tirurí”. Vivían en un ranchito, entre un cañaveral, sobre la calle Manuel Coronel en el barrio “La Cuchilla”, contiguo adonde siempre acampaban los gitanos, rodeados de una eterna miseria, de algún perro y de muchos gatos flacos….
“El Negro”, que era primo de mi padre biológico, había sido “tambor” en la banda del Batallón de Infantería Nro. 10 y aquí en Vergara, “puntero derecho” del Vergarense F.C. En ocasiones, comentaba en alguna tertulia de "El Sorocabana Vergarense”:- Me voy pal rancho, me doy un baño, me tomo un cafecito y después…..pshhhh….pal sobre…. (Quería decir que se acostaba a dormir)….
“El Canario” Ventura Robaina, le decía: - Pero andá a callarte la boca “Negro” y dejate de mentir….Vos no te bañás ni en verano y todavía dicen que dormís en un colchón en el suelo……
-          Bué y entonce vivo a lo Rey……No dicen que había un rey francés que antiguamente se bañó una o dos veces en la vida dél!.....Y acaso los reyes no dormían en el suelo?...
Y se le tapaba la boca, con una tremenda risotada, que desparramaba los parroquianos y hacía temblar hasta la tierra….

                                                                                         (Fin de la segunda parte)

                                                                                       Jorge Carlos Muniz Cuello
                                                                                    Vergara, 30 de octubre del 2017.-


domingo, 29 de octubre de 2017

                              

                  “EL   SOROCABANA   VERGARENSE”…..
                                                                                                  (1era. Parte)
Muchas veces y en forma por demás amable, gente que me conoce y que disfrutan a su modo de los rescates que hago del pasado lugareño, me han pedido que escriba, sobre los distintos personajes que alguna vez caminaron aquellas y éstas, calles de tierra.-
Antigua casa de comercio de don Felipe Robaina. Luego "Casa Robaina"
de Prudencio Antúnez.-

Ya no quedan exponentes de esa generación, que tuve la suerte de conocer, así como las ruedas de boliches donde florecían esas vidas y esos nombres, a los que invariablemente, el vórtice de los nuevos tiempos los aventó más allá del horizonte.-
Aquellos seres anónimos de un tiempo. “Vivientes” y “Sufrientes” de una época. Donde nada era fácil, donde los pesos escaseaban y la miseria golpeaba los ranchos sin cesar.- Aun así, se dieron idea para sobrevivir. Cruzaron una y otra vez, a pasos lentos o pasos rápidos, las calles embarradas y/o polvorientas del pago viejo. Dejaron sus improntas grabadas en anécdotas o hechos, que se volvieron cuasi leyendas. Y el paso inexorable de los años, con su maquinaria, rápida, ruidosa y cambiante, las desterró para siempre, de las ruedas de convivencia social, que se formaban en algunos boliches del pago y en el café de José María González, "El Brasilero", que quedaba en la esquina de las calles Coronel Marcelo Barreto y Coronel Francisco Tajes, donde hoy funciona el SUPERMERCADO DE LA VILLA.-
Tuve el placer y la dicha de haberme criado en uno de los tantos comercios que en las décadas de 1960-1970 y hasta 1983, funcionaba además como “tertulia filosófica-literaria e histórica”, donde se reunían casi todas las tardes hombres de tiempos pasados, provenientes de todos los estratos de la sociedad vergarense.-
Allí estaban presentes los que hablaban (que no eran muchos) y los que escuchábamos atentamente como que estuviéramos en un círculo imaginario del “Café Sorocabana” de Montevideo, aunque, carente de mesas, de mozos con corbatas de moña, de música tanguera  de cafecitos humeantes y del bullicio interminable de autos, de gentes y de ómnibus….
Ése, fue mi primer contacto y mi primer aprendizaje de la literatura, de la filosofía y de la historia de la calle.-
La escuché y la viví de la boca de aquellos, que exhibían con orgullo su ética, su honestidad, su solidaridad, su respeto y su dignidad  como tales, cuando por ejemplo hablaban de los temas ineludibles de las “divisas partidarias”….
A pesar de las profundas heridas que dejaron las revoluciones de 1897 y 1904, en aquellas tertulias, hubo lugar para blancos, para colorados y luego, para frenteamplistas. Eso sí, no había lugar para borrachos ni para provocadores  ni para deshonestos, porque mi padre de crianza, no le gustaban esas cosas y los corría directamente del lugar, cuando evidenciaban alguna de estas condiciones…. Fuera quien fuera, no le importaba si tenían plata o no. Porque para él todos eran iguales y con la verdad en la mano y el honor en la palabra, era seguro, que no le temía a nada ni a nadie.-
Irremediablemente, para hablar de personajes de Vergara, tengo que comenzar por el comercio de mi padre de crianza, que fue mi primera “Universidad de la Vida”….
Ese comercio del cual hago referencia quedaba en la esquina de las calles: Joaquín Suárez y Jacinto Ruiz, de la ciudad de Vergara (donde hoy, funciona la tienda SUPER GERO de Lilián Machado).-
Un antiguo caserón, que allá por la década de 1920, construyó alguno de los albañiles italianos, a pedido de don Felipe Robaina y de doña Mercedes Dolores Moreno “Doña Lola”, un matrimonio, que con sus hijos mayores, había llegado antes del año 1900 desde el paraje “La Escobilla” (Departamento de Florida) a un campo de la Costa del Sarandí Grande en el “Rincón de Ramírez”….. 
Ese caserón aun de pie y con el pulso palpitante, tiene paredes de “ladrillos de campo”, asentado en cemento, pisos y cielorrasos de “pinotea”, grandes aberturas, un enorme sótano, techos de zinc inglés, dos patios interiores con un muro y una portera de hierro que los separa y un aljibe de 14 metros de profundidad. Altivo y desafiante a los desastres climáticos ha resistido durante muchos años, tantos, que avanza con total solvencia hacia el pórtico infinito de los 100 …
Allí funcionó LA URUGUAYA el comercio de ramos generales de don Felipe y de sus hijos mayores: Leandro y Juan Gualberto- al cual también llamaban “Felipe” - y además de tienda, mercería, ferretería, venta de raciones para animales del campo y artículos veterinarios, a partir de 1928, anexaron un surtidor para expendio de nafta.-
Esa fue la casona de los “Canarios” o de los “Mulatos”: Robaina-Moreno, que entre varones y mujeres llegaban a la decena…
Ellos fueron: Juan Gualberto, Leandro Mercedes, Roberto, Pedro Wilfredo y Ventura Ramiro (que era el menor de la familia), mientras que las mujeres fueron: Juana Ema, Aura, María Esther, Esmeralda y Telma (que falleció bastante joven, durante la década de 1920, a raíz de una hemorragia masiva, en momentos de que el Dr. Andrés Blanco maniobraba quirúrgicamente para extirparle “un flemón”).-
Pero, no quiero detenerme más en detalles que hacen mi niñez, mi adolescencia y mi juventud.-
Para ir terminando estos primeros enfoques de un tiempo, solo diré que llegué a esa casona propiedad de mis padres de crianza, tíos maternos y padrinos de bautismo: Prudencio Antúnez Niz e Irma Hortensia Cuello Faliveni de Antúnez, en el mes de enero de 1961 (cuando tenía 6 meses de edad) y me fui definitivamente del lugar, en abril de 1985, cuando estaba cerca de cumplir los 25 años de edad.- 

             “LOS UNIVERSITARIOS DEL SOROCABANA VERGARENSE”

Casi todas las historias pueblerinas que he guardado en mi memoria y las escribí o las escribo en este momento para que perduren, las escuché en el interior o en la vereda de esa casona patriarcal, donde se formaba aquella mesa “literaria, filosófica e histórica” que formaban hombres como: Prudencio Antúnez Niz (ya referido como mi padre de crianza) conocido por “El Negro o por “El Japonés”, nacido en el “Rincón de Ramírez” y que de niño, luego de haber finalizado la Primaria en Vergara, mientras residía en casa de su abuelo materno Paulino Niz Rojas, se alistó en una comparsa de esquiladores “a martillo”, como “benteveo” y luego como “enfardador”. Por último, fue “esquilador” de 40 ovejas por días. Tenía 14 años de edad y se fue como peón de campo del padre de Martín Vidarte y de Estanislao Brun y tropero de ocasión, varias veces. 
Aprendió todas las tareas que hacen en el campo y aun después de veterano, le encantaba ir a las yerras y “tirar el lazo”.-
De jovencito (con 16 años de edad), ingresó como empleado de comercio de los “Zito Hnos.” en Vergara; después, fue administrador del comercio de los “Ducatelli Hnos.” en el Dragón y algunos años después, palanqueado por “El Tono” Zito, se largó con “lista propia” y fue comerciante y comprador de gran parte de la casona de “los Robaina”.-
Fue un voraz lector, un adelantado en matemáticas, un velocista frustrado, buen bailarín de tangos, “inventor, ejecutor y arreglador” de todo lo que se propusiera, un bólido jugando por la punta izquierda del Vergarense FC; hincha de Nacional de Montevideo y seguidor de los apasionantes relatos de Carlos Solé “el mejor relator de fútbol”- según sus palabras. Fue un convencido para siempre de los ideales “blanco-herrerista”, pero por sobre todas las cosas, un hombre honesto, trabajador, de palabra y solidario, que nunca escatimó en servir al prójimo.-
Le gustaban los naipes (sin llegar a la categoría de timbero), le gustaba “tirar a la taba”, “taquear” al casín, pescar, nadar y cazar.-
Gran admirador de Atahualpa Yupanqui (para él, no había otro mejor) y a quien conoció en 1958 cuando el canta autor llegó por única vez a Vergara y actuó en el Cine Dazer. Para esa fiesta del folclore rioplatense, la llevó consigo a Mariel, mi hermana mayor, que tenía 7 años de edad.-
Después recordarían durante toda la vida, que don Ata, anunció al público que iba a tocar un estilo de su propia autoría, denominado: “Campo Abierto” y que Mariel, en los entreveros propios de la edad, le preguntó a nuestro padre de crianza:
      -     Qué es un campo abierto, papá?
-  Es un campo sin alambrados, mija….
- Ah! Así que el hombre va tocar “Campo sin alambrados”….
Y por ahí nomás quedó la cosa, porque don Atahualpa desde el escenario, mientras arrancaba un preludio a su guitarra bruja, también pedía a la sala abarrotada de público, que le hicieran silencio….
La camioneta amarilla de Antúnez, una Ford 8, modelo 1955, fue conocida en diversas circunstancias por los más ricos y por los más pobres de Vergara y de la zona. Cuando se trató de pasear la Reina del Carnaval en la vuelta de la Plaza “Confraternidad”, la comisión de fiestas no vaciló en solicitar su presencia. Cuando se trató de trasladar un herido, accidentados o una parturienta en forma urgente al Hospital de Treinta y Tres, la Policía de Vergara o de Rincón, tuvieron en él, un eficaz colaborador. Y cuando muchos pobres, tuvieron que llevar a sepultar un pariente o una parienta, allí estuvo él con su camioneta amarilla y nunca, les cobró un peso…. 
Su ancianidad fue de urgencias económicas y coronada por una enfermedad terminal.-Dio mucho, sin mirar a quienes. Pero cuando le tocó irse de esta vida, se llevó el cariño y el afecto de todo un pueblo, que como nosotros, sus familiares, lo extrañamos mucho…..  
Me dejó bien patentes sus huellas terrenales. Que son las mismas que hoy transito, eludiendo obstáculos naturales por todos lados, pero, con la cabeza levantada, sin mirar a los costados y sin renunciar jamás a desprenderme de ellas.-
Ventura Ramiro Robaina Moreno “El Canario Ventura” (que fue educado en el Colegio LA SAGRADA FAMILIA en la ciudad de Montevideo) además de haber sido Profesor de Historia y de Francés en el LICEO RODÓ de Vergara. Fue Concejal y Diputado blanco-herrerista por Treinta y Tres, ocupando una banca en lugar del titular Sr. Martín M. Ois.-
Tenía mucho de “tribuna política” que denotaba en la forma de expresarse. Sus alocuciones, merecían ser escuchadas porque entre varias cosas más, había conocido a los primeros habitantes del pueblo de “El Parao” y había tratado en Montevideo a eminentes personalidades, del orden cultural y del orden político. Sus amistades, eran inagotables y se daba con todo el mundo. No discriminaba ni excluía a nadie. Con todos conversaba y ayudó a mucha gente pobre mediante obras sociales. También le gustaba bailar tangos, escuchar radio a toda hora y el caballo “entero” “Tango Brujo”, las gallinas blancas que sacaron premios en “El Prado” de Montevideo, el toro “Ipiranga”, el perro “Ché” y las carreras de caballos y de sulky, también fueron su orgullo y su pasión. Pescador de líneas, boyas y plomadas. También fue gran tirador con escopeta y muy buen cazador de perdices. Gran entusiasta por el deporte que fuera, incluso practicó natación cuando era estudiante en Montevideo. Pero, específicamente, prefería el fútbol.-
No aprendió nunca a manejar autos. Y el mismo contaba que tuvo que vender la única bicicleta que poseyó, ya que no aprendió a utilizar el inflador para darle aire a las ruedas….. 
Fue el principal mentor, sostenedor y propulsor del Vergarense FC.-
Luego, creó, dirigió y respaldó al Aliancista FC. Soñó con un teatro de verano en el “Parque Vergarense” (que hoy, lleva su nombre); con una pista de atletismo en los contornos de la cancha de fútbol y supo ser gran amigo de “Lucho” Diogo (un renombrado esgrimista uruguayo).-
También era hincha de Nacional de Montevideo, pero, le gustaba escuchar a Heber Pinto, porque era más rápido que Solé para relatar las jugadas….
Leandro, Roberto y Pedro Wilfredo Robaina Moreno: Eran hermanos de Ventura y por ende constituían la familia de “Los Canarios o los Mulatos” Robaina.-
A Leandro (señor de traje y corbata, que era estanciero además, le decían “El Carpeta”); a Roberto “El Mulita” o “El tío Roberto”y a Wilfredo “El Polvadera”, “Monfreda”, “El tío Vifredo” o “El Canario Viejo”…. 
Excelentísimas personas cualesquiera de los tres. Todos ellos tuvieron campos arrendados o en propiedad, pero lógicamente, no tenían la misma instrucción cultural que tenía Ventura. Aun así, tenían muchas historias viejas, forjadas a lo largo de los caminos y “El tío Vifredo” además, se destacó como dirigente de “Chico Tazo” y después, de Wilson Elso Goñi. Era de los asistentes a los “Cabildos Abiertos” de los inicios de la década de 1960, desfiló a caballo de pañuelo blanco en la ciudad de Treinta y Tres y en Vergara, uno de los tantos, que estaba adherido a la “Reforma Naranja” en el año 1966.-
No fueron hombres de fútbol. Aunque se cuenta que una vez fueron al viejo PARQUE VERGARENSE a mirar un partido y despertaron la curiosidad de un visitante de Montevideo, porque los tres desmontaron de sus caballos, afirmaron sus pies en el alambrado circundante y quedaron con las riendas y los rebenques en las manos….
El  “montevideano”, sin saber que Ventura era hermano de los paisanos que miraban el espectáculo deportivo, le comentó:- Qué maravilla! Aquí en Vergara, hasta los canarios de tierra adentro, vienen a mirar el fútbol!
Y Ventura le respondió:- Esos tres que usted ve ahí, que están con los caballos de la rienda, los tres, son hermanos míos!!
El otro, al instante, quedó rojo “como un tomate”. Y buscando salir del corral donde se “había embretado”, tartamudeaba y no encontraba las palabras adecuadas para pedir las disculpas del caso….  Al final la risa sincera del "Canario" Ventura, le alcanzó "el salvavidas" para que pudiera asirse y salir airoso de las aguas agitadas de la verguenza, donde bailoteaba como una hoja en la corriente....  
José María Vergara Gigena “Pepe” o “El Kaiser”, otro coloso más, que había sido empleado del Banco República en la ciudad de Rocha, leía libros de Voltaire, de Montesquieu, de Rodó, de Quevedo, de Bécquer, de Manrique y Héctor Gagliardi. Muy a menudo andaba recitando rimas de los clásicos españoles y cantaba también trozos de tangos como “Madreselva”, "Sentimiento Gaucho" y “La Cumparsita”.-
Al igual que Ventura, sabía bastante de la historia local, escuchaba devotamente las columnas culturales de la radio “El Espectador” y se prendía a las audiciones: “Tomándole el pulso a la República” y a la del Dr. Eduardo J. Corso en la “Radio Rural”. Era de los “rancios” descendientes del brasileño “Yuca” Vergara, el fundador del pueblo.-
Fue jugador del Vergarense FC, pero a raíz de una afección pulmonar que sufrió siendo joven aun, el deporte, culminó pronto para él.-
Hincha de Nacional de Montevideo, era consumado blanco-herrerista y no podía soportar bajo ningún concepto la figura del caudillo Wilson Ferreira Aldunate, aunque tenía sus simpatías ocultas por el sobrino político, que era Wilson Elso Goñi….
Diego Scarano Thevenet “Domingo” o “Minguito”: hijo del primer sastre que hubo en Vergara. Un italiano petiso y rezongón que provenía de Potenza (Sur de Italia) y que se casó con la artista de circo francesa, doña Sara Thevenet….
Familia Scarano-Thevenet.-
“Minguito”, un tipo fuera de época. Un grande entre los más grandes. Tenía mucho de trasnoches y de “carpetas de timbas”. Al igual que su padre, fue sastre también, hacía sus ricas comidas italianas, pero además, no había juego de baraja que no supiera, le gustaba un buen trago, “taqueaba” bien al casín, vestía bien, bailaba el tango a la perfección, leía incansablemente, le encantaba la pesca, era íntimo amigo de Serafín J. García y también se había forjado como producto del martillo y de la fragua, en la “Universidad de la Calle”.-
Fue de los fundadores del Vergarense FC en el año 1913, donde contaban que había descollado como excelente “back derecho”…..
Muchos años después, en oportunidad de que las estrellas de Nacional llegaran a Vergara a jugar un partido benéfico, “Minguito”, lo vio al eximio puntero derecho de Nacional de Montevideo: Luis Ernesto Castro, quien enloqueció a sus rivales de turno a fuerza de “moñas” y de “gambetas” en esa lejana tarde. Con su impecable sobriedad y vestimenta, con su característico:- Viejaaaa…..dijo “Minguito” a sus conocidos:- Viejaaa….éste, en 1930 a mí, no me pasaba….
José Scarano Thevenet “Pacharrón” o “El Pacha”: entre otros y otras más, era hermano de “Minguito”, de Arévalo que era sastre y de Roger, que trabajaba en AFE. José, era peluquero, pescador y tomador de mate amargo, las 24 horas del día, le encantaban las “riñas de gallos”, tenía la valija “repleta de historias del mundo” y al igual que “Minguito” y que Roger, fue, de los legendarios jugadores del Vergarense FC. y luego del “Peñarol” de Vergara, donde se destacó como golero, con la característica de que atajaba con un reloj pulsera, colocado en la muñeca izquierda.- 
José y “Minguito”, eran blancos de la 400 del Dr. Cossio, hinchas de “Peñarol” de Montevideo y vibraban cada vez que Fernando Morena, dejaba “la globa” incrustada en el fondo de la red…
Enrique Sica Ambus “El Polaco Enrique”, de origen judío y oriundo de un lejana Polonia que fue asolada y semi-destruida, por la hordas salvajes de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.-
Él, sus hermanos y madre lograron escapar allá por 1933, viajando 8 días en un tren, donde solo consumían papas a falta de otros alimentos.-
El padre, ya hacía algunos años que se había venido para Montevideo y luego para Vergara, donde, acumuló dinero vendiendo “baratijas” y “chucherías” y logró traer su familia, viajando desde Treinta y Tres, en el camión de don Juan Lagreca y estableciendo su primer domicilio, en la parte superior del “Altillo de Padula”.- 
Es que don Moisés (que así se llamaba “El Polaco Viejo”) vio que las tensiones iban paulatinamente en aumento, había rumores de guerra y los alimentos estaban comenzando a escasear. No esperó más, preparó las valijas y se trepó en el primer barco que salía con destino hacia la América del Sur, obteniendo un pasaje de tercera….
La Segunda Guerra Mundial, los encontró a todos juntos en Vergara y fue tan devastador el pasaje de los nazis por el pueblo donde había nacido y residido Enrique y su familia, que lo borraron para siempre del mapa, sembrando el terror y la muerte con la implacable infantería y los tenaces bombardeos aéreos del Tercer Reich.-
“El Polaco” Enrique, dueño de un particular optimismo, siempre tenía un chiste a mano y una sonrisa a flor de labios. A mi padre lo llamaba de “Japonés” y era muy común que todos los días en horas tempranas de la tarde cuando llegaba al comercio, pisaba el umbral de la enorme puerta de ingreso y siempre repetía:- Qué pasó, Japonés?....
Fue un verdadero autodidacta, con una inteligencia encomiable, dado que nunca asistió a la Escuela Primaria en el Uruguay y sin embargo aprendió a leer y a escribir en español, casi solo y en poco tiempo.-
De oficio: tendero y dueño de “Las Mil Novedades”, junto con su hermano Bernardo y luego de la muerte de éste, tomó las riendas del negocio ayudado por su hijo Jorge.-
También tenía el hobby de arreglar relojes “a cuerda” y según contaba, había aprendido con uno de los Padula-Merlino.-
Como los demás habitúes al imaginario café “Sorocabana”, él, siempre tenía alguna novedad para contar, mientras degustaba lentamente una “Poca-Cola” (Coca-Cola) como le gustaba decir o como podía decir….

                         “SIGUE LA NÓMINA DE LOS UNIVERSITARIOS"….

 Octavio Correa Arroyal “El Coco” o “El Perro Barcino”: Había sido chófer y mecánico de los camiones del “Gordo” Walter Guadalupe Robaina. Fue electricista y portero de la Sucursal del Banco República de Vergara. Gran jugador del Vergarense F.C. su estrella brilló como “back derecho” el día que le tocó marcar al puntero derecho Luis Ernesto Castro y alcanzó a jugar en “Rodó” y en “San Lorenzo”, de la ciudad de Treinta y Tres.-
También tenía mucho de “boliche” y de trasnoches, le gustaba “el trago” y a veces se pasaba y quedaba “pesado” de más; pero tenía el chiste, y la broma justa, para el momento indicado. No había quien no se destornillara de risa con sus ocurrencias. También le encantaba dormir hasta las 12 del mediodía, pescar y hacerles bromas a sus amigos, a veces con tintes de “bastante pesadas”….
Era colorado-riverista e hincha de “Peñarol” de Montevideo.-
Domingo Rial Guerra “Rialito” : nacido en Montevideo y educado en un Colegio de Curas. Vistió siempre de gabardina, chaleco “con cadenitas” y sombrero de fieltro. Tenía su interesante grado de cultura, era rematador público, primo hermano del poeta “Gabrielito” Guerra- conocido por “Luz Negra”- y había sido Secretario del Concejo Auxiliar de Vergara.-
Un hombre que conoció a los primeros habitantes de Vergara, que le gustaba la timba, que fue gran amigo de José Pedro Zuluaga, que sabía historias muy viejas, que recitaba versos de “El Viejo Pancho” y de poetas españoles, que había viajado en diligencia y que además era hincha de “Nacional” de Montevideo y sus ideales eran los de un blanco-herrerista.-
Irónicamente, fue un ateo consumado. Jamás aceptó la presencia de Dios y no soportaba ni ver los curas, ni las monjas, delante de él.-
Murió anciano, casi en la indigencia y abandonado por su familia, que estaba radicada en Montevideo.-
Filomeno Alberto Padula Merlino “El Nene”: Era compadre de mi padre y de mi madre de crianza, debido a que estos eran los padrinos de Walter Padula Loyarte- uno de los tantos hijos de “El Nene” y de Mercedes Loyarte.-
Con papá siempre se llamaron de “compadres” y fueron íntimos amigos. Tan amigos que en verano hasta se iban a bañar y nadar juntos en el arroyo Parao.-
Profesaba ideales blancos, bastante culto para la época y era empleado del Juzgado de Paz de la Novena Sección (Vergara) en tiempos de don Excelino Vargas.-
Un hombre con mucha “tela cortada” y por ende, también formado en la “Universidad de la Vida”. Vestía impecablemente de traje y de sombrero, como la gente de una época y recuerdo, que usaba lentes de aumento, tenía el cabello bien blanco y escribía con una hermosa caligrafía.-
Contaba mi padre que era muy enamorado, le encantaba disfrazarse de “distraído” en carnaval, actuó en murgas, tenía un admirable sentido del humor y siempre animaba sus charlas, con chistes y con cuentos de tiempos pretéritos. Jugó al fútbol en el Vergarense FC de “puntero izquierdo” y tocaba el clarinete por música y la guitarra, “de oído”.-
También tuvo servicio de “Pompas Fúnebres”, levantó “quiniela” a caballo, tuvo una chacra en los aledaños de la “Cañada Grande” y era bastante despierto para los negocios….. Algunos, quizás con la marca ardiendo por sus negocios, a sus espaldas y en voz baja, lo llamaban por: “El Pirata Sonriente”…
Recuerdo que repetía la consabida frase: “El ocio es la madre de todos los vicios”….
Bairo y Anacleto “Don Gito” Machado Larrosa: dos hermanos, nacidos en la costa de “San Francisco” (Segunda Sección de Treinta y Tres). Ambos, en sus comienzos, fueron blancos-independientes de la gente de Palmiro Fernández, pero después Bairo, viró hacia el herrerismo y se fue para siempre con la gente de la 17, que comandaba don Víctor Ortiz, un barraquero de renombre, en la ciudad de Treinta y Tres.-
“Don Gito” vivía pegado a casa, tenía comité de la 30, un campo en la zona de la Cañada Grande y además, Wilson Elso, lo había designado como capataz de obras en la Junta Local de Vergara. Por su parte, Bairo, tenía campo y comercio de ramos generales en el “Paso de Píriz”, barraca de cueros y lanas en Vergara y vivía casi enfrente a casa, pegado a lo del “Canario” Vifredo Robaina.-
Cualquiera de los dos, eran muy solidarios, muy trabajadores y excelentes personas. Eso sí, muy nerviosos cualquiera de los dos. Si andaban a caballo tenían que andar al galope y si andaban de a pie, tenían que caminar rápido y no eran gente de estar mucho sentados.-
Tanto Bairo como “Don Gito”, tenían excelente caligrafía y el segundo de ellos, tenía la característica de que era zurdo, pero, escribía con la mano derecha. Además “Don Gito”, era un excelente cocinero y de él, se comentaba que cuando enviudó de la primera esposa, además de vestirse todo de negro, le puso moñas de igual color a las “copas” del freno del caballo, a las riendas, a “las estriberas” y al “mango” del rebenque. Cuando viajaba en la volanta que tenía, hasta las velas que llevaban “los candeleros”, eran de color negro. En realidad la gente de esa época, le llamaba a tal acto: “luto riguroso” y el mismo se utilizaba ante la pérdida de un familiar directo.-
Los Machado, tenían muchos cuentos y mucha expresividad para contarlos, teniéndose en cuenta que Bairo, también oficiaba de “caza-noticias” del barrio “El Centro”, dado que tiempo después vivió hasta su muerte, pegado al desaparecido Juzgado de Paz de la Novena Sección de Treinta y Tres.- 
Toribio Lucas Muiño “El Loco Loló” o “El Ciruja”: era hijo de José Lucas, un brasilero que fue de los primeros pobladores de Vergara y por el lado materno, era sobrino del Comisario José Muiño Nalerio, gente nacida en las costas del arroyo de “El Oro” y de mucha confianza para el General Basilisio Saravia.-
Mecánico, herrero, carpintero, chófer de autos y “compositor” de caballos de carrera. Era muy inteligente, buen cocinero, muy delicado en todo lo que hacía y tenía el don innato de llevar a cabo, todo lo que se proponía. Con solo mirar y observar un vehículo que marchaba a gasógeno, cuando el tema de la escasez de combustible a raíz de la Segunda Guerra Mundial, “El Loco Loló”, fabricó uno y luego varios más, similares al que había visto por primera vez y todos funcionaron a la perfección.-
Gran intelectual. Leía libros de Derecho Penal y Civil, de Historia y de Geografía y tenía las rimas de Bécquer, ocultas debajo del colchón de su cama. Se regocijaba de tal hecho y decía:- Este es un libro que solo lo pueden leer intelectuales….
Tenía muchas historias en haber y cuando se tomaba unos tragos, quedaba más intelectual todavía. Hablaba de “descargos espirituales”, “de actitudes fuera de lo común”, “de hechos que engendraban violencia”, “de la Provincia Cisplatina” y de “métodos preconcebidos”…..
Hay constancia de que cuando joven, en la década de 1930, fue de los actores del teatro y cantor del coro ORFEUM, que habían formado los hermanos Santibáñez-Lorenzo.-
En su Chevrolet 1928, fue conducido el cuerpo de Juan Díaz (el abuelo de Dionisio), desnudo y arriba de una chapa de zinc desde el arroyo de “El Oro”- donde lo encontraron- hasta una fosa común, abierta en la tierra, en el cementerio viejo de Vergara.-
De ese acto, comentaba “El Loco Loló”: 
- Se me cayó el inflador que llevaba en la cintura, cuando tiramos el cadáver para adentro de la fosa…Y les digo la verdad, no bajé a sacarlo, porque el cuerpo del viejo Díaz, tenía un olor más que nauseabundo….
 Se acomodaba los lentes con un gesto característico, daba una chupada rápida al cigarro y finalizaba con su cierta retórica:- Estoy seguro que si un día escarban la zona por tal o cual motivo y llegan a encontrar el inflador mío, al costado, ya saben que están los restos del viejo….Se bien, porque le inflador mío, le cayó por arriba…
Muchos deben de recordarlo como el que tuvo una petisa colorada, tres perros y una perra que hicieron historia en la década de 1960.-
 “El Camundá”, que le encontraba la gorra, en cualquier lugar que la dejara escondida….”Este perro es una institución”-decía el “Loco Loló”…Después estaban: “El Socorro”; “El Pistola” y “La Juanita”….Además de la petisa colorada, que tras un llamado característico que él emitía, el animal, respondía con un sonoro relincho.-
Fue blanco-herrerista en sus comienzos y luego por un agradecimiento al Dr. Raúl Gadea, se volvió frenteamplista consumado y a raíz de esos temas y de la intolerancia cuando se encontraba “encopado”, conoció dos veces el calabozo de la Seccional Novena y una vez y por varios meses, las “cuadras” de la Cárcel Departamental….
Amigo y compañero de trasnoches de Serafín J. García. Anduvieron juntos por las timbas, los velorios y los prostíbulos de Carlota Lugo o de Otilia Morosini, en el pago viejo. Y quedaba furioso, si alguno osaba hablar mal de la conducta del General Juan Domingo Perón, en su presencia.-
Fue gran amigo de mi padre, quien al final de sus días, lo tuvo que correr del comercio, porque había dado en emborracharse un día sí y otro también e ir a buscar pendencia con el primero que se le atravesara en el camino.-
Papá, jamás le guardó rencor e incluso cuando "Loló", estaba en coma en el Hospital de Treinta y Tres, a causa de una hemorragia cerebral, fue un día a verlo y se pasó toda la tarde cuidándolo….
Pero “El Loco Loló”, ya no conocía a nadie…. 
Román Brun “El Pecho Duro” “Romanito” o “El Tío Román”: nacido en la ciudad de Treinta y Tres, pero, bien pronto conoció lo que era la dura lucha campesina. De peón de estancia escaló posiciones hasta ser capataz de los campos de la “Cipa Olimar”, cercana a la Ruta 17. Ahí estuvo durante muchos años. Después, ya maduro y jubilado se vino para Vergara, donde adquirió una casa en las estribaciones del barrio “La Cuchilla” y siguió trabajando en las ferias ganaderas, como “pistero” para no quedarse quieto y arrimarle otros pesos a la jubilación.-
Muy buena persona “El Tío Román”, siempre usó botas y bombachas, con su característica innata del “pecho saltado”.-
Le gustaban las “cañitas blancas”  y contaban que cuando era capataz de los campos de la Cipa, los contrabandistas con cargueros que pasaban por el campo, le dejaban dos o tres damajuanas escondidas en el monte en un lugar acordado de antemano y él, cada vez que salía a recorrer, reponía el faltante en una botella y la llevaba para el establecimiento, oculta entre los cojinillos del apero y la escondía en una parte de la casa que solo él sabía, para que la esposa y los demás peones no pudieran descubrirlo.-
En la barra que se formaba en casa, era uno de los “escuchas” aunque a veces también se mandaba algún cuento. Había sido alumno en la Escuela en Treinta y Tres, del Maestro Lorenzo D´Auria. Un floridense que llegó a Vergara en 1916, para ser director de la Escuela de Varones Nro. 13 y se convirtió en el PRIMER MAESTRO TITULADO, que hubo en este pago vergarense. Además era poeta, periodista y firmaba sus sueltos literarios con el seudónimo de “Flechero Tell”.-
Posteriormente, editó libros de poemas y de prosas. Fue Maestro Director e Inspector de Escuelas en Treinta y Tres y en Montevideo, fue integrante del Concejo de Educación Primaria.-
Nos contaba “El Tío Román”, que D´Áuria era un caballero con los niños. Y que si alguno incurría en alguna “pillería” común a la edad, él, prefería hablarle, antes que darle unos “coscorrones” o una buena “penitencia”.-
Dermeval Freire Ledesma “El Pardo Freire”: nacido en el “Paso del Dragón”, era hijo de don Indalecio Freire, carpintero y herrero, de los primeros pobladores de la zona, traído por don Plácido Rosas, cuando empezó a formar el caserío primigenio en sus campos de Cerro Largo.-
Gran amigo de mi padre de crianza, con quien habían compartido fútbol y días de baile en lo de doña Severiana Larrosa de Rosas y otros tantos días de aburrimiento, en aquel centro poblado de Dragón del año 1931.-
Freire, explotaba un campo en la costa del “Sarandí Grande”, le gustaba mucho el fútbol, era bueno con la baraja en la mano y también tenía muchas historias de la gente antigua.-
Era todo tirado “a letrado” y presumía al igual que mi padre, de escribir sin una falta de ortografía.-
También, había heredado el oficio de herrero y recuerdo que una vez, le hizo punta, a un puñal de mi padre, que se le había quebrado la misma.-
Era un hombre muy curioso y a él, fue al primero que le oí, que un gallo “castrado” cría los pollitos como si fuera la gallina madre….
También contaba que la comadreja, es el único mamífero en el campo que no sufre dolores de parto, al tener la “pichonada”. Y contaba que los antiguos atribuían tal hecho a que cuando nació el niñito Jesús, la Virgen María quería hacerle una sopa de gallina y ningún animal se le ofrecía para traerle un ave. Enterada de tal hecho la comadreja, fue hasta un gallinero cercano, capturó una gallina, la mató y se la trajo a la Virgen María para que hiciera la sopa para el niñito. Agradecida ésta, inmediatamente, le otorgó a la comadreja, el don de parir sin dolor. Y el hecho de marras, se fue trasmitiendo a lo largo de los siglos de generación en generación.- 
Wenceslao “Pocholo”; Honorio Aldino “Birico”; Luis Carlos “El Paco”; Bernardo “El Pepe”; Doroteo “Pitito” y Honorio Alberto “La Nenita, eran parte de los Zuluaga, descendientes de don Honorio, aquel veterano hijo de brasileros englobados entre los primeros pobladores de la zona, que decía: “Tengo plata y más plata, carajo” y se golpeaba con fuerza, los bolsillos de las bombachas.-
Por lo tanto, provenían de un rancio abolengo, con apellido de raíces vascas, pero descendientes directos de  una estirpe que se había originado en Juncal (R.G. Brasil) con campos y haciendas bien “pelechadas”.-
“Pocholo” y “Birico” eran Zuluaga-Núñez. Los restantes eran Zuluaga-Zuluaga….
Y todos ellos fueron amigos y clientes en el comercio de mi padre. Alguna historia, siempre tenían para contar.-


                                    “UN  PERSONAJE  DE  LEYENDA”….

José Gervasio Alvez Molina “El Teco” o “José Velorio”: nacido en Vergara, en una familia donde el padre y tres de sus hermanos eran herreros y su madre, era familiar cercana del payador de Cerro Largo: Carlos Molina, quien en sus venidas a Vergara, iba a visitarlos.-
A pesar de que “El Teco” tenía cierto retardo mental, mi padre lo apreciaba mucho y era de los que se sumaba a la barra como “escucha”, aunque algunas veces era el que traía las noticias de quien había robado en tal o cual lado, de quien estaba preso en la Comisaría Novena o de quien había fallecido y que Empresa era la que lo estaba velando….
Nunca se sentaba como los otros asistentes. Se recostaba al mostrador de madera o si estábamos afuera se recostaba a uno de los plátanos de la vereda y allí estaba dos o tres horas de corrido, sin hablar una sola palabra. Lo único que hacía, era reír a carcajadas cuando los otros viejos de gusto, hablaban algún “relajo”….
Sus palabras se cortaban por la mitad y recuerdo que decía entre muchas cosas más: -Mudió fulano….
Ah sí- le contestaban….
- Sí mudió hoy de madugada….Lo tá velando el Simón y dice que pa el entiedo no viene cadoza, viene solo el fulgor…..
Quería decir que lo estaba velando “De Simone” y que en vez de venir carroza fúnebre, venía solo el furgón….
Hacía mandados para todos los vecinos que le pidieran, cobraba la “Pensión por enfermedad psíquica” y le encantaba pasar toda la noche en los velorios, fuera de quien fuera….
Mi padre no le gustaba que lo “judiaran” en su presencia y allí en casa, todos lo respetábamos y él, se sentía muy a gusto.-
Recuerdo que escuchaba que sonaban las campanas de la Iglesia, se refregaba las manos y decía:- Buenoooo viá tené que ia misa….
Papá, bromeaba con él: - Bueno vaya y le confiesa al Padre Cura todos los pecados de esta semana….
Y él largaba la risa a toda boca:- Peo Puencio, yo me cofesé la semana pasada, yo me cofesé la semana pasada- volvía a repetir-  y le dije al Pade todo lo malo que había hecho….
Y papá volvía a “cargarlo”:- Y qué le dijo el Padre Cura?......Bué y me dijo dezara tes Ave María y un Padenuesto y que no iba a ir al Infieno….
Y allá salía “con la piernas cambadas” y en un trotón característico rumbo a la Iglesia.-
Otro día papá, le contó que había salido de noche y que frente a la carnicería del “Canario” Martínez, se había encontrado con un hombre grande y de larga barba blanca, que le cerró el paso y le dijo:- Buenas Noches señor….Usted es Prudencio Antúnez? Y al contestarle afirmativamente, el hombre grande de la barba blanca siguió con su prosa: Usted lo conoce al viejo Rial Guerra?...- Sí señor, lo conozco Y dijo el barbudo:- Dígame dónde vive….que ando buscándolo para llevarlo conmigo….
Ante ello mi padre le preguntó: Y Usted quién es si se puede saber?.... Con un eco suave y dulce, que no era de este mundo, el desconocido le contestó:- Yo, soy Dios…Y sin más palabras que decir, se tapó de misterio y de oscuridad….
Después, José “Teco” contaba para todos:- Puencio se encontó con Dió, fente a la canicería de Matínez y dice que le peguntó po el viejo Diá Gueda que lo andaba buscando pa llevalo….jajaja….Y se doblaba riéndose y golpeaba las manos a la vez…
Agregaba: -Viejo Diá no cré en Dió!  El Cuda ya me dijo que viejo Diá va i a infieno…
Y repetía y volvía a repetir su anécdota….
A veces le preguntábamos:- Ché “Teco” no vas a votar a los blancos….
-No! Y sacudía medio enojado la cabeza….E que vota los bancos e mi hemano “E Sabiá”….Yo so cooado- ballista de Bizcocho Pinto…Poque me sacó la Pesión y la Quedencial pa votá!
Quería significar que era colorado-batllista del Senador Juan Luis Pintos a quien en Vergara, los íntimos, le conocían por “El Bizcocho” Pintos.-
Más o menos estos personajes, eran los que se reunían todos los días en el “Sorocabana Vergarense” que con buen tiempo, lluvia o truenos, no faltaban sin aviso, a las tertulias propiciadas por la batuta invisible e incansable de aquel Prudencio Antúnez Niz.-

                                                                         Fin de la primera parte…
                                                                                      
                                                                        Jorge Carlos Muniz Cuello
                                                                     Vergara, 29 de octubre del 2017