viernes, 18 de noviembre de 2016

                     









                             “EL HÉROE QUE VIVIÓ EN TRES SIGLOS”


                                 EL NACIMIENTO DE JUAN ROSAS

Contrario a lo que expresa don Pedro Leandro Ipuche en su libro “Hombres y Nombres”, editado por la Imprenta “Ligu”, de la ciudad de Montevideo, en el año 1959, el nacimiento del después héroe de la Agraciada no se produjo en “Toledo” (Canelones)- como afirmaba y declaraba no exento de alguna duda al respecto, su hijo Pácido- ni en el “Pantanoso” (Montevideo) como ha significado el historiador Dr. Luis Bonavita, ni en “Entre Ríos” (República Argentina), como dejó documentado el historiador Isidoro de María.-
Documento en mano y carta geográfica a la vista, el mismo fue presentado como: Juan Thomas Rosas, habiendo nacido el día domingo 27 de mayo de 1798, en el Virreinato del Río de la Plata (“Banda Oriental del Río Uruguay”- Gobernación de Buenos Aires), en las tierras conocidas por: “Entre Ríos Yí y Negro” (hoy, Departamento de Durazno).-
Y acá, se explica el por qué, de que otros historiadores además de don Isidoro de María, le han atribuido la nacionalidad argentina, dado que nació en un tiempo, donde una región específica de la Banda Oriental, pertenecía al Gobierno de Buenos Aires.-
Sintetizando el tema y para una mejor ubicación del lector, en ese año, estas tierras dependían de la Corona Española, vivían el relumbrón del Coloniaje y por ende, estaban bajo la celosa tutela de las Leyes de Indias. El Rey, era Carlos IV; el Virrey (que residía en Buenos Aires) era Antonio Olaguer y Feliú y nuestro país- entonces Banda Oriental del Río Uruguay- estaba dividida en dos regiones fundamentales:
1) Montevideo con sus límites y su gobernación: a cargo del Brigadier de la Real Armada: José de Bustamante y Guerra, que tenía un Cabildo formado, pero la “última puntada” la daba el Consulado de Buenos Aires.-
Los límites de Montevideo eran similares a los de un rectángulo deformado: arroyo Cufré; cerro de Ojosmín; “Camino de los Faeneros” (sobre la Cuchilla Grande) y las nacientes del Santa Lucía, hasta el Cerro de Pan de Azúcar.-
2)Banda Norte y Banda Sur del Río Negro (ambas dependientes del Gobierno de Buenos Aires).-
Una tierra oriental, donde aun vivían tribus minuanes, charrúas, yaros, bohanes y guaraníes. Que ya conocía los Tratados de Límites de 1750 y 1777, con sus consiguientes exploradores y comisionados españoles y portugueses que le habían dado nombres, a los accidentes geográficos naturales. Que ya conocía las Reducciones de los Jesuitas, la “Guerra Guaranítica”, el “Fortín del Pintado”, proyectado en el año 1757 y erigido en el año 1760; las expulsiones de los Jesuitas;  los “tiras y aflojes” de españoles y de portugueses, por la Colonia del Sacramento y las invasiones a “sangre y fuego” del Virrey Pedro de Cevallos, en su afán de estirar límites hasta las tierras de Río Grande del Sur (hoy, República Federativa del Brasil).-
Que ya conocía el tráfico de esclavistas negreros, los “dimes y diretes” por el monopolio del puerto de Buenos Aires, la caza de lobos marinos en “Punta Ballena” (hoy, Departamento de Maldonado) y el galope incansable de los faeneros, con el tema del cuero, del sebo y de la grasa, a sus espaldas. Porque la “Vaquería del Mar” favorecía a unos pocos “comerciantes”. Les mataba el hambre a los tigres americanos, a los perros cimarrones que después del año 1680, habían traído los corambreros portugueses y a las aves de rapiña que sobrevolaban cielos desiertos, pero que “cuando se les caían las máscaras”, dejaban en la más rotunda pobreza a sus “fieles ejecutores”….
Habían sido creadas las poblaciones de “Capilla Nueva” (hoy, ciudad de Mercedes) en el año 1791; “Nuestra Señora de los Remedios de Rocha” (hoy, ciudad de Rocha) en el año 1793 y “la Villa de Melo” (hoy, ciudad de Melo) en el año 1795.-
Y había sido creado el “Cuerpo de Blandengues”, para contener los “malones” de los indios y las incursiones de los portugueses y el argentino José Casimiro Rondeau y el oriental José Gervasio Artigas, comenzaban sus célebres carreras militares.-
A grandes rasgos, éste, era el panorama que vivía la Banda Oriental en ese año de 1798, cuando vio la luz nuestro biografiado: Juan Thomas Rosas.-
A su vez, hijo de: Juan Thomas Rosas Ortiz (paraguayo, nacido aproximadamente en el año 1775- se ignora fecha y lugar de fallecimiento) y de Úrsula Martínez y Sosa (nacida el día 3 de agosto de 1774, en Montevideo y fallecida el día 2 de junio de 1834, en Durazno). Ambos cónyuges, según reza la Constancia de Bautismo, eran “Vecinos del Río Negro”.-
Se acota que Ipuche en su libro ya mencionado y siguiendo el testimonio que brindara años después Plácido Rosas y sus descendientes, lo da como padre a: “José Pedro Rosas- nacido en el Pantanoso” y como madre a: “Paula Onedo, de quien se tienen muy desvanecidas referencias” (Pág. 68).-
Tan desvanecidas referencias, que ese apellido hasta ahora no ha podido ser rastreado ni en la zona de Canelones ni en la zona de Montevideo. Especulándose, que la grafía correcta, en realidad sería: “Orrego”, “Onega” u “Oviedo” ….
Por línea paterna fue su abuelo: José Rosas (-quizás “Jose Pedro”- del que habla Ipuche cumpliendo otro rol) y que conforme a lo encontrado en el Archivo Artigas Tomo 2, pág. 101 el día 2 de octubre del año 1797, fue reclutado junto a 35 hombres más, para el Cuerpo de Blandengues, por el Ayudante Mayor José Artigas.-
Dichos hombres en un total de 54, le habían sido entregados por el Capitán Jorge Pacheco, el día 15 de setiembre de 1797.-
Siguiendo la misma fuente, mismo tomo e igual página, se observa que el día 7 de enero de 1798, Artigas envía como testigo en el caso contra Chávez a José Rosas y que el día 15 de enero de 1798, está presente en la lista de revista del Cuerpo de Blandengues, en Montevideo.-
No hay más referencias escritas, que destacar, sin embargo estos datos dan pie a reivindicar lo que afirmaba la tradición oral de los Rosas-Larrosa, hijos de Plácido, por consiguiente nietos de nuestro evocado: “El indio José Rosas fue fiel baqueano del General Artigas y murió en Entre Ríos en 1820 cuando ambos marchaban hacia la tierra paraguaya”….
En cuanto a su abuela paterna: Elaria Ortiz, se ignoran demás datos, no descartándose que tanto ella como su esposo, fueran indios guaraníes y que en realidad hubieran sido quienes lo criaron a Juan Rosas. De ahí el caso de tomarlo a José, como padre.-
Por línea materna, fueron sus abuelos: Antonio Martínez (de descendencia portuguesa, uno de los primeros dueños de chacras en la margen izquierda del arroyo “Pando”- Departamento de Canelones y fallecido en el “Pago del Pintado” el día 3 de enero del año 1791) y Ana Pascuala Sosa (en ciertos documentos aparece como: “Ana Lasquala de Sosa”; de quien se obtienen datos que en el año 1836 aun vivía. Que tenía 78 años de edad y que falleció en “Nueva Palmira” (hoy, Departamento de Colonia) en la casa de su hija Clara (viuda del General Julián Antonio Laguna).-
Los esposos Martínez-Sosa, eran vecinos del Yí (hoy, Departamento de Durazno), según lo consigna el genealogista e historiador Juan A. Apolant.-
A su vez, tuvo dos hermanas que le antecedieron: María del Carmen (nacida el día 1ro de diciembre de 1792, en “Entre Ríos Yí y Negro”- se ignora fecha y lugar de fallecimiento) y María Dominga Rosas Martínez (nacida el día 27 de octubre de 1794, en el mismo lugar que la anterior- se ignora fecha y lugar de fallecimiento) y un hermano menor: José María Rosas Martínez (nacido en el año de 1802, se ignora dónde, al igual que también se ignora fecha y lugar de fallecimiento).- 
Consultado el mapa de la República Oriental del Uruguay, los campos donde se produjo el nacimiento (tierras propiedad de Juan Thomas Rosas Ortiz), estaban ubicados cercanos al arroyo del Sarandí, entre los arroyos Tala y Molles, con fondo al Río Negro (hoy, Departamento de Durazno- cerca del Embalse de “Rincón de Baygorria”).-
Según el influyente historiador Aníbal Barrios Pintos, el lugar se encuentra a unos 20 kilómetros de la ciudad de Paso de los Toros (Tacuarembó) en campos que luego pertenecieron al Coronel Bernabé Rivera.-
Actualmente, campos de la familia Olaso y a 5 km de la estancia “Santa Felipa” que fuera de Carlos y Enrique de Basabe Castellanos.-
En este acto incluyo las conversaciones que hace muchos atrás mantuve en Vergara con los hermanos Juan Concepción y José Pascasio Rosas Larrosa (nietos del héroe, que lo conocieron en su ancianidad de “Paso del Dragón”- Cerro Largo-) y que a su vez son mencionadas por don Pedro Leandro Ipuche en su libro antes aludido, las cuales se incluyen como complemento y en este caso, quedan a consideración de los lectores: -“El Tata” Juan siempre contaba que siendo niño su padre atravesaba nadando un río ancho y grande…..Y que lo hacía con él prendido a la espalda. Pero que no se acordaba el nombre ni el lugar donde estaba ese río. Pero que ahí en ese río, había aprendido a nadar…Y qué flor de nadador qué resultó ser!-

                                                    SU  BAUTISMO

El bautismo del nuevo heredero se produjo el día 12 de diciembre del año 1798, en tierras pertenecientes a la Gobernación de Montevideo.-
Fue en la Viceparroquia de “El Pintado” (hoy, Departamento de Florida).-
Le puso los óleos el Cura gallego: Andrés Barreiro (puede notarse en la “Constancia de Bautismo” la grafía que utilizó para escribir “Thomas” y “Viceparrochia”), mientras que fueron sus padrinos, los vecinos del lugar: Felipe Hernández y su esposa, Juana del Valle.-
Hablar de “El Pintado”, es retrotraerse a la remota historia de los tiempos y evocar en primer término, al Sargento Mayor Andrés López Pintado “faenero santafecino”, que le brindara con su segundo apellido el “nombre histórico” al paraje (más allá de que el historiador Montero Bustamante, sostiene que fue debido al cacique charrúa “Pintado”) y en segundo lugar, a la estancia de la Compañía de Jesús “Nuestra Señora de los Desamparados”.-
Es hablar del día 23 de noviembre de 1745, cuando el Cabildo de Montevideo, ante solicitud previa del padre Cosme Agulló y con la ratificación del Gobernador de Buenos Aires José de Andonaegui, entrega el terreno comprendido: “En la otra banda del Santa Lucía Grande, entre dicho río y el arroyo de Santa Lucía Chiquito” para que los Jesuitas lo explotaran esencialmente: para la cría y venta de vacunos, para la agricultura y para la extracción de cal a utilizarse en edificios de Montevideo.-
Al año siguiente (1746), los mismos, tomaron cuenta de esas cuarenta leguas cuadradas (más de 100.000 hectáreas), donde erigieron una capilla bajo la advocación de “San Antonio de Padua”, levantaron un escritorio, una cocina, un rancho grande (donde habitaban 200 negros esclavos), otro rancho grande, un cementerio y tres grandes corrales de piedra para lidiar con el ganado.-
Tenían “puestos” establecidos para atender mejor la heredad. Producían trigo (el que era llevado al molino del “Paso del Miguelete” en Montevideo). Producían maíz (el que era utilizado para las boyadas, las caballadas y las lecheras); cosechaban hortalizas; extraían cal (por eso lo de la “Estancia de la Calera”); tenían “indios tapes” como “vaqueros” y tenían pulperías, atendidos por estos últimos.-
Pero la disponibilidad del ganado (introducido por Hernandarias en los años 1607,1611 y 1617), los saqueadores que merodeaban la zona, las correrías de los minuanes y de los charrúas con sus “malones” y sus “avances”, le planteaban un serio problema económico y militar al Cabildo de Montevideo.-
En prueba de ello, el día 3 de octubre del año 1757, se decidió la construcción de dos Fuertes Militares, como forma de marcar presencia.-
Uno “en el Santa Lucía Chico” y el otro, “en el arroyo Casupá”.-
En 1758, se realizaron varias escaladas indígenas, por lo que aumentó la preocupación de los cabildantes, quienes no esperaron más y el día 24 de junio del año 1760, lograron levantar el “Fuerte de San Juan Bautista de la Frontera”, en el límite Norte de la gobernación de Montevideo, mientras que el de Casupá, nunca llegó a concretarse.-
En una línea perimetral que “pasaba por la horqueta del arroyo Pintado hasta su desagüe en el Santa Lucía Chico, seguía sobre este último cauce, aguas arriba, hasta la desembocadura del arroyo de la Cruz y desde allí, en línea recta, hasta la horqueta del arroyo de los Molles” (cita de Nina Riva), se construyó la “Guardia de la Frontera” o “Guardia del Santa Lucía Chiquito” o comúnmente: “Fortín del Pintado”.-
Tenía un corral de palo a pique, un rancho de paredes de barro y techo de paja, una cocina y un corral para ganado.-
Su primer Comandante Militar fue: el Teniente Francisco Ximénez y su escenario geográfico: las lomas que encauzan el Santa Lucía Chico (hoy, Departamento de Florida).-
Sin embargo su existencia duró solo cuatro años y fue cambiado para un lugar emplazado sobre el lomo de una cuchilla, a una legua del lugar de origen y en el paraje conocido por “Estancia de Ventura Beloqui”. Para ello, tomaron en cuenta la aridez del suelo, una mejor estrategia en la observación del enemigo y la cercanía de un curso fluvial.-
En el año 1767, el Rey Carlos III expulsó a la Compañía de Jesús de los dominios españoles. Y tras paciente inventario levantado por el Cabildo con la presencia del hermano coadjutor Benito Rivadeneyra, se contabilizaron: 60.000 cabezas de ganado vacuno; 1.000 ovejas; 53 bueyes carreteros; 1.000 caballos; 9 negros; 9 negras; una negrita de dos o tres años y dos negritos de pecho.-
Los indios tapes, ya habían huido del lugar y por lo tanto no fueron inventariados. Mientras que se decidió por parte de la suprema autoridad otorgar la estancia al Sr. Juan Francisco García de Zúñiga (poderoso latifundista), de quien se dice, que ni siquiera llegó a pagarla en su totalidad…..
Por si fuera poco, contiguo a ella desde el año 1762, Melchor de Viana (primo hermano del Primer Gobernador de Montevideo) conducía los destinos de la conocida Estancia de “La Cruz”, otro enorme latifundio que llegó a ocupar 200.000 hectáreas de campo y que luego fue conocida como la “Estancia de los Marinos” (refiriéndose al propio de Viana que fue durante años Administrador de Correos Marítimos y a sus yernos Joaquín de Soria y Juan de Vargas, que eran marinos españoles.- 
“El Partido del Pintado” (denominado así desde el año 1771, segundo mandato del Mariscal José Joaquín de Viana como Gobernador de Montevideo), que hasta ese momento había sido el centro más norteño de actividad social y comercial dentro de los límites de Montevideo, experimentó “el golpe” casi de inmediato. Vio mermar su población, vio decaer las pulperías que había en el entorno y vio por fin, dilatarse en el horizonte, su audaz consolidación como núcleo poblacional.-

                                      “LA CAPILLA DEL PINTADO”

Fue construida sobre “cuatro cuadras en cuadro de a cien varas” (Aníbal Barrios Pintos) o “6 cuadras de estancia” (Eduardo Lorier), que en el año 1779, donó el Indio misionero Antonio Díaz (nativo de Santo Domingo de Soriano), como parte de la estancia que le había sido adjudicada en el año 1761.-
Se levantó sobre la Cuchilla del Pintado, bajo la advocación de “Nuestra Señora del Luján” y el día 9 de julio del año 1782, ya revestida de cierta importancia, quedó a su cargo: Fray Vicente Chaparro.- 
Comienzan a florecer ranchos en derredor de la Capilla y en el año 1784, subroga a Chaparro, el Teniente Cura Juan Manuel Morilla.-
En el año 1791, es ascendida a la categoría de Viceparroquia, dependiente de Canelones y por disposición del Cabildo de Montevideo, se efectúa un censo poblacional el que marca la existencia de 15 familias, siendo sus principales: Juan Antonio Delgado; Juan Díaz; Guillermo Mercadal; Pascual Ramos; Manuel Ramos; Tomás Correa; José Martínez; Patricio González; Manuel Cejas; Capracho Nabarro; José Villalba; Felipe Hernández; José Torres; Mariano Salguero; Joaquín Salguero; Tomás Caballero; Baltasar Padín y Francisco Soler.-
Es de consignar que Tomás Caballero, era viudo y Padín y Soler, eran solteros.-
Increíblemente, 5 pulperías rodeaban la zona: Manuel Cejas; Baltasar Padín; Juan Díaz; Francisco Hernández y Pedro Irigaray.-
En el año 1796, se hace cargo de la Viceparroquia, el cura gallego: Andrés Barreiro, que sería quien a la postre en el año 1798, bautizara a Juan Thomas Rosas.-
A pesar de las carencias poblacionales, en el año 1804, la Viceparroquia será elevada a Curato y en el año 1809, cuando ya todo comenzaba a declinar en derredor, llega el Cura Santiago Figueredo, propuesto por el Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros.-
La incidencia de Figueredo en el lugar sería preponderante; dado que su palabra y su ejecución promovieron la creación de “San Fernando de la Florida” (hoy, ciudad de Florida) el día 24 de abril del año 1809, con algunas de las familias de “El Pintado” tomando en cuenta una mejor ubicación social, estratégica y económica.-
A su vez el Cura Figueredo, será figura muy importante también en la Revolución de 1811, acompañando al General José Artigas e incluso tomando parte como un verdadero combatiente, en la batalla de Las Piedras.-
Es decir que, el florecimiento económico de pueblos como: “Capilla Nueva”; “Villa de Melo” y el surgimiento de: “San Fernando de la Florida”, con los oratorios de “Capilla de Farruco” y “Diego González”, “dieron por tierra” con la esperanza de la “Villa del Pintado”…….
Sus pobladores con carretas, a caballo y de a pie, emigraron hacia un nuevo tiempo…..
Mientras, que desde otro plano, me vuelven a dar la razón los hermanos Rosas-Larrosa, cuando comentaban en las ruedas familiares:- “El Tata” Juan decía algunas veces, que le habían dicho que había sido bautizado en una iglesia, que después con el tiempo fue destruida…..Él, la situaba por ahí cerca del Río Negro, quizás Paysandú…. Pero no podía ubicarla en forma precisa…..


                                     LOS HERMANOS DE JUAN ROSAS

Dicho fue, que sus progenitores, habitaban campos realengos, establecidos en el lugar “Entre Ríos Yí y Negro” (hoy, Departamento de Durazno).-
En cuanto a su hermana: María del Carmen Rosas Martínez, se conoce que se casó con el Capitán artiguista Pedro Bonifacio Amigo Báez (nacido el día 17 de marzo del año 1784, en Montevideo y fallecido en el año 1823, en la Plaza de Canelones- donde murió fusilado por orden del gobierno brasilero, leal al Imperio de Don Pedro I y que comandaba el General Carlos Federico Lecor).-
De ese matrimonio, nacieron tres hijas: Fortunata, Regina y Antonia Amigo Rosas…. (Según el historiador Aníbal Barrios Pintos, fueron seis hijos, aunque no los detalla ni por nombres ni por sexos).-
De Pedro Amigo se conoce: que fue un leal y consecuente servidor del General José Artigas. Que en el año 1809, estuvo escondido en “El Pintado”, protegido por el Cura Figueredo y con el consentimiento de Pedro Celestino Bauzá y de Francisco Melo, quienes ya tramaban la Revolución que se desataría en 1811.-
Acompañó al General en la Batalla de las Piedras y participó en el Éxodo del Pueblo Oriental.-
Posteriormente, fue Comandante interino de la Fortaleza de Santa Teresa.-
En el año 1814, comandando un grupo de soldados artiguistas estuvo acampado en la rinconada que conforman los arroyos “Parao”, “Leoncho” y “Otazo” (hoy, Novena Sección del Departamento de Treinta y Tres), a órdenes del Coronel Fernando Otorgués, guarneciendo la frontera Este y cuidando de las incursiones portuguesas.-
En noviembre se retiraron del lugar hacia la zona de Pablo Páez (Cerro Largo), donde el día 6 de diciembre de 1815, junto a los demás leales, se batieron a sablazos con los portugueses invasores que comandaba el Capitán Manuel Joaquín Carvalho, propinándoles una tenaz derrota.- 
Tenía campos contiguos a los de su suegro: Juan Thomas Rosas Ortiz que le fueron expropiados cuando la invasión portuguesa y devueltos por el gobierno de Lecor.-
En cuanto a: María Dominga Rosas Martínez, casó con el Capitán Justo Germán Bermúdez (nacido el día 28 de mayo del año 1783 en Montevideo y fallecido el día 14 de abril del año 1813- en el “Convento de San Carlos”- Argentina- donde se hallaba internado por las heridas sufridas en el “Combate de San Lorenzo” registrado en la República Argentina el dí 3 de febrero del año 1813).-
Fue un leal y consecuente soldado granadero del General José de San Martín, quien atendiendo a la situación económica de María Dominga y de la hija: Fortunata Bermúdez y Rosas, gestionó y obtuvo una pensión graciable para las mismas.-
El día 20 de octubre del año 1836, María Dominga, se casó con José Bermúdez (nacido el 3 de setiembre de 1794- se ignora fecha y lugar de fallecimiento) que a su vez era hermano del extinto: Justo Germán.- 
Según la tradición familiar, ella, falleció en San José (Uruguay) donde el Capitán Bermúdez tenía su casa propia.-
En cuanto a José María Rosas Martínez, casó con Luisa o Lucía Moreira Videla (nacida en Canelones en 1811- fallecida en Durazno, se ignora fecha y año).-
De esa unión, nació: Catalina Rosas Moreira.-

       EL FRUSTRADO INTENTO DE “NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN”

Ubicado en “Entre Ríos Yí y Negro”, con fondo hacia el Río Negro y como laterales los arroyos Molles y Tala (hoy, Departamento de Durazno), estaban las tierras de Juan Thomas Rosas Ortiz y de otros muchos más….
Entre los años 1804 y 1811, el Cura Manuel Antonio Guerrero, intentó fundar un núcleo poblacional en esa zona (distante unos 20 kms de la ciudad de “Paso de los Toros”), bajo el nombre de “Nuestra Señora del Carmen”.-
Vivían allí además de Rosas, con su familia, los principales de los grupos: Pedro Bonifacio Amigo (el yerno de Rosas Ortiz); María Justa La Bega o Vega; Serafín, Miguel y Pedro Martínez; Simón, Tomás y Juan Andrés Barragán, Faustino Gauna, Silvestre Veloz (indio); Lorenzo y José Ledesma; Luis Herrera; Manuel Rodriguez; Vicente Olivera; Joaquín Asturiano; Manuel Maldonado; Luis y José Maz (en realidad el apellido fue: “Más de Ayala Texera”); Juan José Torres y Baltasar Vargas (el paraguayo “Baltar Vargas” que fue reconocido Comandante artiguista).-
Pleitos con un latifundista fueron dilatando la creación de “Nuestra Señora del Carmen” y cuando por fin comenzaron a construir casas y fraccionar terrenos, explotó la Revolución del año 1811 y el espiral libertario envolvió a casi todos sus pobladores, quienes abandonaron bienes, campos y construcciones (que estaban a “medio hacer”).-
Es así que el día 12 de junio del año 1805, entre esos vecinos que proyectaban crear el núcleo poblacional y que a su vez “peleaban” con el latifundista, aparece un acta de reclamo de tierras, donde un lote firman y “Tomás Rosas”- dice “no saber firmar”- y lo hace otro de los vecinos “a su ruego”.-
El día 15 de julio del año 1806, el General José Artigas lo da de alta en la Octava Compañía del “Cuerpo de Blandengues” en el Cordón (Montevideo), en plena efervescencia de las invasiones inglesas y de la reconquista de Buenos Aires.-
Para esa fecha, Tomás Rosas, tendría alrededor de 31 años de edad.- 
Junto a él, el Ayudante Mayor, lo da de Alta en la Segunda Compañía de dicho Cuerpo a Francisco Rosas (dejando lugar a una remota suposición, de que ambos fueran hermanos).-
El día 14 de octubre del año 1806, aparece como presente en el Hospital (quizás fue herido en algún enfrentamiento contra el invasor, sin llegar a quedar prisionero) y el día 15 de marzo del año 1809, la lista de Revista de la Octava Compañía de Blandengues, lo muestra como desaparecido, muerto o prisionero, dándolo de baja por ignorar su paradero….
Reaparece en los campos realengos del Río Negro, el día 23 de julio de 1810, según el historiador Aníbal Barrios Pintos, donde figura su nombre junto al de otros vecinos. Lo más probable es que había desertado…
El 30 de julio del mismo año, retorna para recibir un préstamo de 7 pesos en la Primera Compañía de Fusileros de los Blandengues y el día 5 de mayo de 1811, figura en la lista de prisioneros (quizás por deserción) tomados por el General José Rondeau en San José.-
Posteriormente, el día 15 de julio de 1811, se le ubica en la lista de revista de don Manuel Francisco Artigas (hermano del prócer e influyente patriota y estanciero del pagó de Casupá).-
Participó del Éxodo del Pueblo Oriental; al igual que su suegra: Ana Pascuala Sosa, debidamente identificada en el Padrón Artigas.-
El 14 de mayo de 1814, aparece como residiendo en Corrientes, de acuerdo a un correo oficial de Vicente de Cossio. Para esa fecha, andaría en los 39 años de edad……
Y el día 26 de marzo de 1831, cuando la fuerza militar del General Rivera se pone en marcha hacia el trágico y oscuro hecho de “Salsipuedes”, consigna el historiador Aníbal Barrios Pintos refiriéndose a la fuerza expedicionaria: “Salen del Durazno y se detienen en la estancia de don Tomás Rosas, sobre el arroyo Villas Boas. Desde ahí parten para el “Paso de los Toros”.- 
Es de significar que para ese tiempo el aludido contaría con unos 56 años de edad….
Y a partir de ahí sí, definitivamente, se pierden sus rastros documentales.- 
Las tierras de Juan Thomas Rosas Ortiz, fueron expropiadas cuando la invasión portuguesa y aunque eran realengas pero otorgadas por el Reglamento Artiguista de 1815, nunca más fueron devueltas.-
Documentalmente, se ha comprobado que en esa zona del Río Negro, solo devolvieron campos, a su yerno- Pedro Amigo- (como forma de que éste simpatizara con el Imperio, cosa que no ocurrió) y a dos vecinos más.-

Foto de Juan Rosas, restaurada por Humberto Frangella

 TRAS LAS HUELLAS DEL SOLDADO DE LA AGRACIADA.....

“Son muy escasos los datos biográficos concretos y rotundos de sus pasos”(Cita de “Hombres y Nombres” de Pedro Leandro Ipuche- pág. 67)….
Documentalmente “aparece” con 26 años, en el histórico desembarco de la playa de la Agraciada.-
No se conoce con certeza, como y de que forma, se vinculó al movimiento conspirativo de los “Caballeros Orientales”.-
Pero es indudable que tenía un “pasado guerrero” que no es de extrañar que hubiera comenzado siendo niño en 1806, junto a su padre, sirviendo de alguna forma y en algún sitio, para detener los ataques de los invasores ingleses.-
Que ese “pasado guerrero” se habría reafirmado a los 14 años de edad, con la Revolución libertaria de 1811, vinculado a su cuñado Pedro Bonifacio Amigo, al estanciero Tomás García de Zúñiga y al patriota José Eugenio García Culta, quienes reunieron y levantaron en armas a muchos de los vecinos de la zona de “El Pintado” y que además, estuvieron presentes en la “Batalla de Las Piedras”.-
Por tradición familiar, aseverada con documentos de la época, se conoce que sus progenitores, tíos y abuela materna (Ana Pascuala Sosa), participaron de la larga marcha del “Éxodo del Pueblo Oriental”. Es evidente que él, sus hermanas y hermano, también lo hicieron.-
Es probable que tuvo amistad con: Celedonio Rojas, con Agustín Velázquez, con Manuel Freire y con Pantaleón Artigas (amigos del Capitán artiguista Pedro Amigo y compañeros en la conspiración contra el Gobierno de Lecor en el año 1823).-
Pero es más probable aun e inobjetable, la amistad “a ojos vistos” con Pablo José Zufriategui Más de Ayala (con el cual por el lado materno, compartían un tío que fue estanciero, Juez y Comisionado en los campos de “Entre Ríos Negro y Yí” y que por supuesto, también estuvo presente en “La Redota”).-
Lo concreto y documentado es que a partir del año 1825 pasó a ser solo: “Juan Rosas” (como por efecto mágico, desapareció el nombre “Thomas” y mucho menos el apellido “Martínez”) y que cuando desembarcó en la Agraciada, como un soldado más, venía al mando del Sargento Mayor Zufriategui (el antes indicado), quien había sido marino de la flota Real, combatiente contra los invasores ingleses en el año 1806, Oficial de acción destacada junto al General José Artigas en la batalla de “Las Piedras” y masón, afiliado a la “Logia Lautaro”.-
Es así que el día 30 de abril del año 1825, Juan Rosas, figura en la lista de “Cruzados Libertadores” que suscribe Zufriategui.-
Desde setiembre hasta noviembre del año 1825, forma parte del Regimiento de Milicias Activas, que tienen a su cargo la vigilancia de los ríos Yí y Negro.-
Por supuesto que el día, 12 de octubre del año 1825, participa en la batalla del Sarandí, bajo el mando de su tío materno el Coronel Julián Antonio Laguna Delgado, quien reunía entre sus filas a las Milicias Activas antedichas.-
En marzo del año 1826, continúa en las mismas, pero ya aparece como destacado en Maldonado.-
Por su parte entre los meses de enero a mayo del año 1827, figura como Sargento de Milicias en Canelones, tomándose en cuenta que el día 20 de febrero de ese año, participó en la “Batalla de Ituzaingó”, revistando en el 9no de Caballería, a órdenes del Teniente Coronel Manuel Oribe.- 
El día 27 de mayo del año 1827, el Boletín del Ejército, lo incluye como desertor del Campamento del Miguelete, junto a Nolasco Aguiar.-
Reaparece en los meses de enero a abril del año 1829, donde se inscribe como simple soldado del Regimiento 9no de Caballería.-
Se le cita el día 14 de julio del año 1830, para la ley de premios que se les entregará a los “Cruzados de la Agraciada” y comparece personalmente, el día 24 de agosto de 1830.-
Finalmente, el día 20 de octubre del año 1831, aparece en el informe suscrito por el General Manuel Oribe, sobre la autenticidad del también Cruzado Libertador: Tiburcio Gómez.-
La Banda Oriental, había dejado atrás la gesta emancipadora del año 1825 y el día 4 de octubre del año1828 se habían intercambiado las ratificaciones de la Convención Preliminar de Paz, donde el Imperio del Brasil y el Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con los ojos de Inglaterra encima de sus espaldas, daban el visto bueno al nacimiento de un nuevo país: “El Estado al Oriente del río Uruguay”.-
El día 27 de agosto de 1828, la convención fue firmada por las partes asistentes.-
El día 18 de julio del año 1830, fue jurada la “Primera Constitución de la República” y un 6 de noviembre del mismo año, accedía a la primera magistratura de la República Oriental del Uruguay, el General Fructuoso Rivera Toscano.-
 Es de acotar que le habían precedido por corto tiempo, como Gobernadores Provisorios del novel país, los Generales: José Casimiro Rondeau y Juan Antonio Lavalleja.-
Según el historiador Leonardo Borges, en su libro “Sangre y Barro” (página 48): “el novel Estado Oriental del Uruguay contaba con tan solo 75.000 habitantes, de los cuales 14.000 se encontraban en el Departamento de Montevideo. 9.000 en la capital y tan solo 7.000 al norte del Río Negro”.-
Según Charles Darwin “se halla tan poco poblado que apenas si encontramos un solo individuo de Maldonado a Minas”. Por su parte, comenta Carlos Machado: “El francés Isabelle (otro de los viajeros llegados aquí), comentó, frunciendo la nariz, que salvo algunos pocos funcionarios “el resto respira bandidaje por todos lados”.-
Desde el vamos, hubo roces entre “los compadres-caudillos”: Rivera y Lavalleja y los levantamientos de este último entre los años 1832 a 1834, no se hicieron esperar. Incluso en marzo del año 1834, al invadir Lavalleja desde Entre Ríos, da a conocer una proclama desde Colonia (no muy lejos geográficamente de la Agraciada), donde declara cesante a Rivera de la primera magistratura.-
Así estaban dados los primeros pasos y las consecuencias no eran halagüeñas, para un país que aun estaba en pañales…..
Una pequeña síntesis histórica, que depararía grandes problemas para un futuro próximo….


                                  ESPOSA E HIJOS DE JUAN ROSAS

A medida que transcurren los años, se vuelve más difícil dar con los documentos que prueben fehacientemente, el casamiento (si lo hubo) y todos los hijos que pudo procrear y anotarlos en la Iglesia, el soldado de la Agraciada.-
No obstante y en base a documentos encontrados en la Parroquia de “Nuestra Señora del Pilar y de San Rafael” de la ciudad de Melo, sumados a otros exhibidos por descendientes y suscritos por autoridades civiles, más la tradición oral que obra en la familia, se ha logrado dilucidar que Juan Rosas, habría frecuentado la “Villa de Melo”, desde la primera década de 1830 y que se unió sentimentalmente a Martina Cavero (así la anotaron diferentes sacerdotes en los “Libros de Bautismo” de la Parroquia antes indicada); mientras que para la tradición familiar fue: “Loreta Alberta Cavero”…….
Apellido de raíces españolas, con descendientes en Minas y en Cerro Largo y que fue inscripto indistintamente, por los Curas: Llobet; Reventós; Noriega y Montes,  como: “Cavero”; “Caveros”;  “Caberos”; “Fredeo”; “Cabezos” y hasta “Cabrera” (como lo escribió el Juez de Paz Victoriano Rodríguez, al momento de confeccionar la “Partida de Defunción” de Plácido Rosas)….
Uniendo los datos que constan en los “Libros de Bautismo” de la Parroquia de Melo y estando a lo expresado por la tradición familiar, sus hijos habrían sido:

Nereo (nacido aproximadamente en el año 1833)- se ignora lugar de nacimiento así como también la fecha de fallecimiento del mismo-

Plácido (nacido el día 5/10/1835 en “algún lugar de Cerro Largo” -hasta tanto no se pruebe fehacientemente- y fallecido el día 25/01/1908- en el “Paso del Dragón”- mismo Departamento. –(Confirma Partida de Defunción Nro. 3 Juzgado de Paz Segunda Cerro Largo- Juez Victoriano Rodriguez: “….hijo legítimo de Don Juan Rosas y de Doña Martina Cabrera (Cavero), orientales, fallecidos, el primero en el Dragón y la Segunda en Melo. Abuelos paternos y maternos se ignoran”……) 

Juan Manuel (nacido en Melo, el día 18/07/1841- fallecido en igual lugar, el día 5/06/1872)- Libro III- Folio 81- Parroquia de “Nuestra Señora del Pilar y San Rafael”- Cura Tomás Llobet.-

Paulina (nacida en Melo, el día 24/08/1842)- Libro III- Folio 116- ídem. Parroquia- Cura Marcelino Noriega. Se ignora lugar y fecha de fallecimiento.-

Deogracias (nacida en Melo, el día 22/05/1846)- Libro VI- Folio 64- ídem. Parroquia- Cura José Reventós.  Se ignora lugar y fecha de fallecimiento.-

Buenaventura (nacido en Melo el día 14/7/1849 y fallecido en igual lugar, el día 22/07/1849).- Libro II- Folio 7 de fallecidos- ídem Parroquia.-

Exaltación Gervasio (nacida en Melo, el día 14/10/1851) – era una niña y fue bautizada el mismo día por el Cura José Reventós, quien también dejó anotado en el (“Libro V- Folio 65”) que “Martina Cavero falleció en el acto de tener la criatura”…… 

Posteriormente, surge de otro libro de la Parroquia de la ciudad de Melo (“Libro V- Folio 113”) que el día 14/5/1852, fue bautizado Bonifacio Rosas “de padres desconocidos”, siendo sus padrinos: Juan Rosas y Bonifacia Rodriguez,  lo que induce a pensar que Juan Rosas (de 53 años), pudo haber sido el padre de Bonifacio, ocultando tal hecho con su papel de “padrino”….
En cuanto a la familia Cavero es de presumir que Martina, era hermana del Comandante de la División Cerro Largo en 1864, Manuel Cavero y de Dionisia (1810-1898- “Tacuarí”- Departamento de Cerro Largo), quien fue esposa de Juan Francisco Coronel Muniz y madre del famoso: “Nico” Coronel, matador del General Justo José de Urquiza.-
Según registros de la Parroquia “Nuestra Señora del Pilar y San Rafael”, el más lejano ascendiente que aparece en los albores de la “Villa de Melo”, fue: Juan de la Cruz Cavero, de nacionalidad argentina.-


                                LA FORJA GUERRERA DEL SOLDADO

El día 19 de setiembre de 1836, se batió en Carpintería (Departamento de Durazno) contra las fuerzas del General Fructuoso Rivera, integrando las fuerzas blancas bajo el comando del General Ignacio Oribe (hermano de Manuel) y formando parte de la División que mandaba el Coronel Dionisio Coronel Muniz- oriundo de Cerro Largo- que luego sería Senador de la República, Comandante Militar de dicho Departamento y uno de los fundadores de la “Villa de los Treinta y Tres”.-
Reaparece en escena el día 29 de diciembre de 1839, cuando pelea en la batalla de “Cagancha” (Departamento de San José) contra las fuerzas del General Rivera, aunque esta vez aparece bajo el comando del General argentino Pascual Echagüe (gobernador de “Entre Ríos”), formando filas junto al General Juan Antonio Lavalleja y los Coroneles blancos de Cerro Largo: Dionisio Coronel, junto a los hermanos: Basilio y Agustín Muñoz.-
La victoria fue para las fuerzas coloradas de Rivera y según testimonio del Dr. Fermín Ferreira, médico que se encargaba del Parque de las fuerzas coloradas “….Están trayendo a muchos soldados enemigos”…..y Barrios Pintos:…”quedando prisioneros 137 oficiales y más de mil elementos de tropa”….. Esto induce a pensar que Juan Rosas, estaba entre los soldados prisioneros, ya que Ipuche documenta en libro ya citado, que a partir de ahí y en plena efervescencia de la Guerra Grande, sirve en intramuros, como Sargento del Batallón de Líneas, 5to de Infantería.-
O sea que pasa a depender del Gobierno colorado de la Defensa….
El día 30 de noviembre de 1844, logra escapar de la ciudad sitiada, pasándose al ejército blanco del General Manuel Oribe “con biricú y sable” (Gilberto García Selgas) y desde el Cerrito, evolucionará nuevamente, hacia la Guarnición de la “Villa de Melo”, con el grado de Capitán.-
El 11 de febrero de 1845 y de acuerdo a lo que documenta el Dr. Francisco N. Oliveres, figura entre los soldados de dicha guarnición, que bajo la Jefatura de Coronel, soportan con arrojo y valentía el asedio de fuerzas superiores al mando del General Fructuoso Rivera, el que luego de varios días donde se producen muertes, incendios y saqueos en la población, se retira, a la vista de las tropas del General Justo José de Urquiza, sin poder conquistar su objetivo.- 
Según Ipuche, en el marco de este asedio, Martina Cavero, quien residía en la población y se encontraba grávida, horrorizada por todo lo que ve y por las explosiones de la artillería de Rivera, sufre un aborto.- 
El 27 de marzo de 1845, Juan Rosas, está presente en la batalla de “India Muerta” (Departamento de Rocha), junto a los leales de Dionisio Coronel, ya con el grado de Comandante.-
EL 6 de abril de 1845, como Segundo Jefe de la guarnición de Melo, a órdenes de Coronel y con el concurso del Capitán Timoteo Aparicio, atacan sobre el “Paso de las Piedras”- río Yaguarón- a la retaguardia del General Rivera, no logrando la captura de éste, quien huye para el Brasil y se pone bajo el amparo del General Bento Gonçalves da Silva.-

                                                 “EL RUBIO-NEGRO”

“Rubio o Negro- vivo o muerto tengo que agarrarlo” (Pedro Leandro Ipuche- Pág. 66).-
“ Doy mil patacones al que me traiga la cabeza de ese Rubio o Negro” (versión oral de los descendientes de Juan Rosas).-
Un poco más o un poco menos, pero la anécdota vista desde los dos ámbitos, coincide y se suscitó el día 6 de abril de 1845, en momentos que Juan Rosas, perseguía especialmente al General Rivera, en el “Paso de las Piedras”.-
Y cuando digo “especialmente” y hago hincapié en esta palabra es porque me surge que de Juan Rosas hacia Fructuoso Rivera o de un Comandante blanco hacia un General colorado, había enconadas y profundas diferencias.-
De donde venían?.... Ahora, es muy difícil suponerlo, porque a pesar de que contó la anécdota a sus descendientes, nunca, les dijo las causas que la habían motivado.-
Pero, las conjeturas son muchas….
Por ejemplo: 1) La persecución de Pedro Bonifacio Amigo- cuando Rivera se encontraba a órdenes del “Barón de la Laguna”-  2) La rivalidad existente cuando el “Desembarco de la Agraciada”; 3) El trágico y oscuro hecho de “Salsipuedes” (donde además tuvo injerencias su tío materno el General Julián Laguna); 4) La batalla de “Cagancha” donde muchos de los prisioneros indefensos fueron pasados “a deguello” y cabe la posibilidad  de que el mismo, fue prisionero y obligado a servir en el batallón 5to de Infantería; 5) El sitio de la “Villa de Melo” en 1845, donde se produjeron incendios, muertes y saqueos a la población y su esposa, sufrió un aborto, etc etc…
Lo cierto es que al amanecer de ese día, el toque de clarín indicó la acción de cargar por sorpresa contra los pocos soldados que le quedaban a Rivera, luego del desastre de “India Muerta”.-
Estaban descansando. Y cerca del paso, se encontraba una carreta desprendida….
En el interior de la misma, estaba “El Pardejón”, acompañado de una de las “chinas” que seguían su malogrado ejército…
Recordemos que una de las tantas que huyó luego del combate y de la degollina ordenada por el vencedor, General Justo José de Urquiza, estuvo refugiada en los montes del río Olimar y se le denominó: Juana “La Manca”- no porque sufriera discapacidad en alguno de sus brazos o manos, sino que por el contrario era diestra y hábil para manejar la lanza- (“Historia de Aquí Nomás”- Oscar Prieto y Beatriz Bustamante).-
Pero retornemos al hilo conductor del relato.-
Directo al vehículo, fue el Comandante Juan Rosas.-
Fructuoso Rivera, ladino y avispado como se creía, había despertado al escuchar el toque del clarín. En contados segundos intuyó el peligro y se tiró de la carreta a la disparada, cruzando el río hacia el Brasil: “en camisa y calzoncillos y sin sombrero perdiendo en absoluto cuanto material de guerra le restaba” (Dr. Francisco N. Oliveres).-
En esos momentos de huída y de que Juan Rosas se tiró del caballo que montaba y que lo corrió de atrás sin poder alcanzarlo, el General sin poder ver quien le perseguía, a los gritos dio a conocer su afrenta. Y el mote simplificado a “Rubio- Negro”, quedó haciéndole costado de por vida, como si fuera una sombra…..
Incluso alguno de los íntimos de Juan Rosas, le atribuyó el seudónimo de “Mâo Pelada” en alusión al mamífero montaraz y peleador y por los “arañazos” que le había errado al fugitivo.-

                                      DESPUÉS DE LA GUERRA GRANDE….

Después de finalizada la “Guerra Grande” en el año 1851, “El Rubio-Negro”, viudo de Martina Cavero, se separa del ejército, retoma su vida campesina y se dirige al Departamento de Salto (Paso del Daymán), donde por varios años administra las estancias de su “compadre” don Tomás José del Carmen Gomensoro Albín, nacido en Dolores (Soriano) en 1810 y fallecido en Montevideo en el año 1900.-
Hombre político, que se inició con los blancos, mutando años después hacia el Partido Colorado y que fue Senador en 1852 por el Departamento de Salto y luego Jefe de Policía en 1853 por el mismo Departamento, amén de ocupar otra legislatura por Soriano y desempeñar otros y variados cargos públicos.-
El día 1ro de marzo de 1872, Gomensoro fue nombrado Presidente de la República (cargo que ejercería hasta el 1ro de marzo de 1873) y de acuerdo a la tradición oral de los descendientes de Rosas, lo conversó a éste para otorgarle militarmente el grado de Comandante y a la vez hacerlo Jefe de su escolta presidencial, hechos que fueron rechazados.-
Juan Rosas, se entendía a sí mismo, como un “soldado gaucho” y no como un “militar de línea”.-
Su génesis estaba en las viejas “montoneras” de la Patria, forjadas a lanza, a campo abierto y horizontes amplios. Y no circunscripta a un mundo encerrado entre los muros de los cuarteles ciudadanos, donde imperaban las órdenes jerárquicas y los decretos que los gauchos no entendían.-
No obstante ello y hasta su muerte, siguió siendo el “Comandante” Juan Rosas.-
El gaucho que era eximio “pialador”, gran nadador, jinete incansable, que tenía tropillas de caballos oscuros y que enlazaba con lazos de 15 brazas y 6 tientos.-
Que le ponía “cascabeles” en la armada de los mismos y que “guampeaba” (o sea que enlazaba las astas de los vacunos) sin apretarles las orejas….Todo un lujo, para una época, donde el hombre y la intemperie modelaban su propio coraje.-
El que afirmaba con todo su énfasis, que la madera más dura era la del “cambará” y no la del “ñandubay”, precisamente….
Posteriormente y de acuerdo a lo que dice la tradición familiar, Juan Rosas, retorna otra vez a Melo, donde reside solo, en una casa de la calle Agustín de la Rosa.-
Cerca del año 1878 (para Ipuche) y 1885, para otros descendientes, cuando el “Rubio-Negro” ronda ya los 88 años, Plácido, ya establecido con casa y familia en el “Paso del Dragón” (Departamento de Cerro Largo) lo trae a vivir con él.-  
Es imposible para este relato “desligar” al héroe del hijo Plácido- claro sostén económico, moral y espiritual de su ancianidad- pero, para no “desviar” la mirada de los lectores de esta labor investigativa, en anexo que sigue a la misma, va la historia detallada de Plácido Rosas, denominado por Pedro Leandro Ipuche: “El Patriarca del Tacuarí”…..

                                        “EL CAPITÁN DRAGÓN”….. 

Geográficamente la zona que paso a detallar, se encuentra en las márgenes del río Tacuarí, cuando va en pleno tránsito hacia la laguna Merín.-
Hasta el año 1884, perteneció a Cerro Largo.-
Posterior a éste, la margen derecha- que ya era conocida como “Rincón de Ramírez”- pasó a constituir el Departamento de Treinta y Tres y en esencia su Sección Tercera, policial y judicial.-
A su vez, la margen izquierda del río siguió perteneciendo a Cerro Largo, se convirtió en dominios de la Sección Segunda, policial y judicial, pero actualmente está desglosada como: Décimo Tercera Sección, policial, mientras que judicialmente, sigue siendo Segunda.-
Un lugar, rodeado de monte autóctono, donde pululaban tigres y pumas americanos y donde las leyendas y los matreros de otros tiempos luego de una lucha ardua e incesante, cedieron por fin, su paso a la historia…
En 1798, las tierras ubicadas sobre la margen izquierda del Tacuarí, fueron otorgadas por el gobierno español representado por el Comandante Agustín de la Rosa, a Juan Garao (nacido en Montevideo); mientras que ese mismo año, las tierras ubicadas sobre la margen derecha, eran adquiridas en grande extensión, por el andaluz José Ramírez Pérez (origen del “Rincón de Ramírez” en el Departamento de Treinta y Tres) y su suegro Juan Antonio Carrasco Oliva.-
En 1820, un portugués conocido por “Juca Tigre” y que nada tiene que ver con el que participó en 1893 en la “Revolución Federalista” del Brasil, comandaba una partida de malhechores en la zona, cazaba tigres americanos y más de una vez junto a sus secuaces, tuvieron en ascuas a los pobladores de las estancias de Ramírez y a los soldados del Coronel José Possolo (yerno de José Ramírez Pérez, el dueño del “Rincón”), quien tenía a su cargo la Guarnición de la “Villa de Melo”.-
Y para nada fueron ajenos a esa región los ejércitos portugueses, orientales y porteños…
Una vez terminada la Guerra Grande, en el año 1851, el Capitán Sagrera, que había sido de los soldados dragones del General Ignacio Oribe (yerno del andaluz José Ramírez Pérez) construye una casa en la margen derecha del río, cerca del monte, abre una “picada” en el mismo y se avecina, con familia y pulpería, en campos que eran propiedad de Ramírez.-   
En este acto es dable acotar y de acuerdo a los apuntes que nos legara el Dr. Francisco N. Oliveres, que a partir del año 1851, comenzó a funcionar un servicio de botes en el “Paso del Dragón”, servido por el Sr. Juan Muñoz.-
En el año 1871, el periodista irlandés Michael G. Mulhall- quien recorrió a caballo el “Rincón de Ramírez”- escribió en su diario de viaje que había visitado a Sagrera, quien además era pulpero en el lugar. Que los lugareños le llaman “El Capitán Dragón” y que una de las hijas del mismo, está casada con el “Sr. Breschi” (por Alejandro Bresque, uno de los socios de Ramírez, en la cría y producción de las ovejas “Merino” en campos aledaños al Tacuarí).-
A su vez, agrega: “Ella habla muy bien el inglés pues fue educada por la Srta. Edye en Montevideo”…..(“Historia de Aquí Nomás”- Oscar Prieto y Beatriz Bustamante).-
En síntesis, ésta, es la pequeña historia de lo que luego fue conocido y ha llegado hasta nuestros días como: “Paso del Dragón”, un pasaje fluvial, colorido y agreste, que une el corazón de los departamentos de Treinta y Tres y Cerro Largo.-
En ese entorno, del lado izquierdo del río, sentaría plaza para siempre, el soldado gaucho de “Los Treinta y Tres Orientales”, personaje central de estos recuerdos.-

Juan Rosas, al filo de sus 100 años
                 EL OCASO DEL GUERRERO….
Recuerdo de Ao. González  para Juan Rosas
(Álbum del velatorio en Dragón, día 31 de marzo de 1902)
Es conocida la anécdota que circula a nivel familiar, aunque el año no está especificado, de que una Comisión Patriota con varios integrantes, llegó hasta el Dragón, para traerle dinero a Juan Rosas invocando el motivo de sus servicios prestados a la causa de la Independencia Oriental.-
Él, rechazó rotundamente el ofrecimiento- se habla hasta de que llegó a correrlos de su presencia, armas en mano- argumentando enfáticamente, que: “A la Patria, no se le cobra por servirla”….
En el año 1895, hubo una reunión política de blancos, en la casona de Plácido, con la presencia del caudillo Aparicio Saravia. En un acto, donde además de la presencia de numerosos vecinos, estaba presente el anciano glorioso e hizo uso de la palabra el elocuente orador Modesto Morales (a quien sus amigos denominaban “El Gaucho”). Al comité en cuestión se le denominó: “Comandante Juan Rosas”.-
En ese momento y de acuerdo a lo contado por el Profesor José Rosas Larrosa, Aparicio, hizo entrega al anciano de una “chalera” que había pertenecido al General Juan Antonio Lavalleja.-
En el año 1897, con evidente tristeza, vio partir hacia la revolución a sus nietos: Hipólito y Cirilo Rosas, incorporados el primero, como Capitán y el segundo como porta-estandarte en la División blanca de Cerro Largo, al mando del septuagenario Coronel Fortunato Jara.-
Terminada la revolución tuvo la dicha inconmensurable, de ver volver a sus dos nietos, sanos y salvos al hogar paterno….
Rodeado de nietos y de vecinos y vecinas de las adyacencias quienes le prodigaban simpatías y cariños, fue testigo silencioso de la génesis del caserío que comenzaba a brotar y en los inicios de la década del 1900, la casona de Plácido, fue visitada por don Juan Bautista Ipuche, a quien acompañaba su hijo- un niño para esa época- el después poeta, escritor y ensayista de Treinta y Tres: Pedro Leandro Ipuche.-
Allí lo vio a Juan Rosas, mimando a un cordero guacho, con un poncho que le abrigaba la falda y a sus pies, un perro negro de nombre: “Cambá”.-
Allí también vio y tomó nota del famoso higuerón plantado por el cruzado glorioso, con las raíces hacía el cielo.-
Del escritor pues, valoramos su prolija semblanza del héroe de la Agraciada, con datos que a pesar de que difieren de los que exponemos en este trabajo, han servido como base estructural para poder realizar gran parte de esta investigación.-
El 30 de marzo de 1902, el último de los Treinta y Tres Orientales que quedaba en pie, expiró en el “Paso del Dragón”.-
Tenía 103 años de edad y por esas llamativas casualidades del destino, el último caballo que había amansado, había muerto pocos días antes, al lado de su cama.-
Cuenta Ipuche, que el viejito le comentó a Plácido:- “Me he quedado a pie del todo”… (Pág. 75).- 
Fue velado en el hogar de su hijo y al otro día, trasladado en una carreta tirada por bueyes, al cementerio del paraje “Garao” perdido en el medio de los campos, distante 6 kms, hacia la “Villa de Artigas”- hoy, ciudad de Río Branco- siendo sepultado en el panteón familiar.-
La defunción fue suscrita el día 1ero de abril de 1902, por el Juez de Paz de la Segunda Sección de Cerro Largo (paraje “Arroyo Malo”) don Victoriano Rodriguez, quien hizo constar entre otros datos más, que el anciano había fallecido de: “enfermedad que se ignora”, conforme al certificado expedido por el Teniente Alcalde del Tercer Distrito.-
Posteriormente, el día 18 de abril de 1956, fueron extraídos sus restos de dicho cementerio y colocados en una urna.-
Bajo la custodia del Ejército Nacional y con la presencia de muchos de sus familiares, esa urna fue trasladada en la volanta de Arazatí Rosas Larrosa, hasta la parada 424 de la vía férrea, donde un tren expreso con custodia militar, la llevó hasta la ciudad de Treinta y Tres.-  
Al otro día con el protocolo requerido para la ocasión y ante autoridades nacionales, familiares y numeroso público presente, fue depositada en el monumento que recuerda a los “Treinta y Tres Orientales”  en la plaza “19 de Abril”.-
Para culminar esta primera parte de una investigación que continúa y con el deseo de que la misma pueda constituirse en modelo, identidad y referencia histórica para las nuevas generaciones, quedan las palabras emocionadas de uno de los tantos vecinos del “Paso del Dragón” que aquel 30 de marzo de 1902, mientras se realizaba el velatorio del “Rubio-Negro” escribió en el álbum de firmas: “Felices los hombres que como vos, Comandante Juan Rosas, dejas al entregar tu cuerpo a la madre común una senda que ha de brillar como estela luminosa. Gloria eterna. (Fdo.) Ao. González".......

 Texto: Jorge Carlos Muniz Cuello.-
 Especial agradecimiento en la colaboración, búsqueda y estudio de documentos, a: Gerardo Rosas.-
Vergara, 18 de noviembre del 2016.-


Traslado de los restos de Juan Rosas,
desde el cementerio de Garao (Cerro Largo) a la plaza
"19 de Abril" de la ciudad de Treinta y Tres.-
(Crónica de la revista "Mundo Uruguayo")


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