domingo, 20 de noviembre de 2016




ESCULTURA,  ARQUITECTURA  Y  OTROS  GÉNEROS CULTURALES,  EN  VERGARA.
UN  LEGADO  DE  LA  COLECTIVIDAD  ITALIANA.-

Para la historia, es imposible dejar de lado, la injerencia de la colectividad italiana en el proceso de formación y consolidación de la sociedad vergarense.-
Los primeros de ellos, llegaron al caserío de “El Parao” entre los años 1893 a 1899.-
Venían con sus mujeres e hijos, buscando trabajo, tranquilidad y el bienestar económico que les permitiera vivir y producir sin sobresaltos.-
Llegaban de una Italia flagelada por las guerras, por el hambre, por las pestes y no habían tenido más remedio que dejar a sus mayores, acondicionar unas pocas valijas y treparse a un barco con pasajes de tercera. Lágrimas, abrazos apretados y tras soltar amarras y recoger el ancla, el horizonte infinito que absorbía por última vez, las manos y los pañuelos desplegados.-
Atravesaron mares y transitaron cielos lejanos. Deambularon caminos y paisajes desconocidos. Y al final del periplo, encontraron en la margen derecha del Parao,  “la tierra prometida”….Un rincón del mundo para establecerse…
Trabajaron duro, sustentaron sus familias, mandaron sus hijos a la Escuela, se insertaron en una época donde abundaban las carencias, sin embargo, no tuvieron problemas en “acriollarse” y ser partícipes en el desarrollo social, económico y cultural de la población.-
Nunca más retornaron a Italia y echaron raíces para siempre en esta tierra fecunda y generosa de la América del Sur.-
Dejaron sus huellas terrenales que persisten al tiempo y viven en la escultura del “Mausoleo de Alves” diseñado por Juan Azzarini.-
Que florecen día tras día en los caserones de cimientos de piedras. Con sus ladrillos asentados en cal y arena, sin vigas, con “arcos” sobre puertas y ventanas, con pisos y cielo rasos de madera, con el infaltable sótano debajo de los mismos. Están en Vergara y en Plácido Rosas (Departamento de Cerro Largo)  donde forjaron sus propias existencias, las manos de Carlos Bonelli, de Lucas Ducatelli, de Leonardo Di Bueno, de Francisco Zito, de Julio Pucciarelli, de Fabio Gonzatti, de Francisco Macciello o de José Moretti.-
Que viven en Arcángel Anfossi, primer telegrafista con oficina en el “Paso del Dragón”, en el boticario José Ramagli, en el vendedor ambulante Francisco Faliveni y en los retratos colores sepia, de José Scarano y de su sobrino: Juan Bautista Ramagli Miraglia.-
Que están presentes en la Banda Musical que dirigió el clarinetista Petruccelli; en el Altillo, en el comercio y en la zapatería de Francisco Padula, en el fútbol, en los bailes de carnaval, en las murgas “Los Loberos” y “Los Gorriones”, en los disfraces típicos “de osos” y “de burritos” y hasta en las noches de “San Juan” o en los “Sábados de Aleluya”, cuando “El Rubio” Padula, le prendía fuego a un “Judas” y a una barrica con alquitrán, en el medio de la Plaza.-
Son los trajes a la medida que confeccionaba en “La Vencedora”, Nicolás Scarano, el “cine mudo” de Juan D´Ángelo, la orquesta de los hermanos Padula (hijos de don Francisco) y la fantasía de “Don Pancho” y “Margarita”, los “muñecos parlantes” del ventrílocuo, cantor y guitarrista, Expédito Mastrángelo…..
Aun persiste el recuerdo del Dr. Pedro Sala Consonno, primer médico radicado en Vergara, del quintero Angel Marolta, del fruticultor Aurelio Giroldi, del chacarero Benedicto Pisso y del comerciante Ángel Fattarini.-
Cuando las viejas campanas de la Iglesia llaman a misa y los fieles se congregan para escuchar la palabra de Dios, también emerge el recuerdo para Bernardo Zito, el primer cura que se estableció en Vergara.-
Viven y vivirán en la gastronomía y en el folclore alimenticio, con “la polenta” romana, “el fainá” genovés, “la pizza” de Nápoles, “la busseca” y “la minestra” de los Apeninos, las pastas peninsulares, los quesos aldeanos, el vino carlón y las “canzonettas” que alguna vez evocaron: Filomena Branchinni de Bonelli; Inés Merlino de Padula, Carmen Bonelli de Zito; Catalina Bonelli de Ducatelli; Josefa Miraglia de Ramagli; Rosa Ramagli de Trelles; María Zito de Di Bueno; Roquina Di Bueno de Zito; María Aurora Di Bueno de Fabeiro y Juana Gabriel de Vaz….
Seguirán convergiendo desde el ayer, cuando en los cuentos hogareños se hable de los fríos contrafuertes de los Alpes; de los puertos multicolores de “La Liguria”; de las granjas verdes y amarillas de “La Potenza” o del celeste depurado y místico, que tiene el “Golfo de Salerno”….

                                                  Jorge Carlos Muniz Cuello
                                                    9 de setiembre del 2016

PD: Palabras leídas por el autor el día antes expuesto en el Salón Azul de la Casa de la Cultura de Treinta y Tres, en el marco de las “Jornadas Literarias- Las Voces de un lugar al Este”.-

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