sábado, 19 de noviembre de 2016

                                        



          EL   MEDICO   POETA

El 25 de mayo de 1919, en la ciudad de Montevideo, mientras despedían al poeta mejicano Amado Nervo, un joven de 20 años de edad, que estudiaba Medicina, trazó sobre un papel blanco, con un pequeño lápiz de grafito, el perfil pálido y rígido del insigne muerto.-
Cabellos negros, cutis blanco, mirada penetrante….Qué hacía el joven en ese lugar?.. Simplemente, cumplía una simbólica guardia de honor junto al féretro. El mismo féretro, que contenía los despojos mortales de quien había sido, vanguardia, luz y fuente de inspiración, para la cultura modernista de la época.-
Y ese joven al cual me refiero, que observaba con los ojos del alma al poeta que había levantado su vuelo final, no era otro, que el mismo José Gorosito Tanco.-
Había nacido un 2 de agosto de 1899, en las Costas del Olimar Grande (7ma. Sección de Treinta y Tres), en el hogar rural conformado por los esposos: Tolentino Gorosito y  Gregoria Tanco.-
Cursó estudios primarios y secundarios, en la ciudad de Treinta y Tres.-
Posteriormente, se dirigió a la ciudad de Montevideo, donde cursó la carrera de Medicina y en el año 1930, obtuvo su título de Médico-Cirujano.-
En el año 1931, cuando contaba con 32 años de edad, se radicó en la localidad de Vergara, donde ejerció la medicina con esmero y pasión. Es fácil imaginar, que el paisaje singular de un pueblo de campaña, la belleza inimitable de los montes del Parao y el don de la amistad, arraigado en el alma de los pobladores de la zona, lo involucraron en toda su dimensión. Como médico y como ser humano, que lo fue.-
Ese aprendizaje natural, agreste, sencillo, sumado al que le proporcionó el acervo intelectual de los grandes poetas, obró en el corazón del Dr. Gorosito, para nutrir y fortalecer su devoción católica. Para nutrir, fortalecer y amalgamar, los pensamientos metafísicos, con las raíces auténticas del criollismo de la región.-
No olvidemos que él, había visto la luz primera y había dado los primeros pasos, en una casa de la campaña oriental, cuando expiraba el Siglo XIX .-
Y fue entonces, el joven médico que pernoctaba en una pieza del hotel de Salvador Acosta, en las cercanías del Paso Real del Parao. Que tenía amigos de abolengo, como don Floro Alves Pereira y que tenía amigos casi indigentes, como don Segundo Oxley. Que era bien visto por su exquisita cultura y que además, todas las tardes ensillaba un caballo tostado, vestía pantalón de montar, calzaba botas de cabritilla y salía al trote largo, sin apuros, a visitar los ranchos de sus pacientes.-
Además de médico, poeta, dibujante, el Dr. Gorosito, tuvo en Vergara su lugar como Profesor de Francés en forma privada y como Profesor de Dibujo en forma honoraria, cuando la efímera experiencia del Liceo Rodó, que por solo tres años, abrió sus aulas para que los jóvenes vergarenses pudieran cultivarse. Y también, a una muchacha del pueblo, que se llamó Ema Margarita Senosiaín Larrosa, supo depositarle un eterno amor, salpicado de rimas, de embelesos y de nostalgias lugareñas.-
Como hombre de acción política, militó en las filas del Partido Nacional.-
Incluso, fue Diputado por el Departamento de Treinta y Tres. Y muy recordado en Vergara, dado que cuando la intentona de 1935, una mañana de enero cuando fuerzas civiles gubernistas, intentaban allanar el domicilio de doña Aelia Larrosa de Senosiaín, hizo retroceder y guardar silencio, al caudillo y estanciero blanco- pero al servicio de la dictadura gubernista- Don Cesáreo Saravia, con la sola firmeza de su carácter y el acero templado de su palabra.-
Mientras residía en el  pueblo, comenzó a formar un ramillete de poemas. Luego de unirlo, formó su libro “Vibración”, el que obtuvo un primer premio del Ministerio de Instrucción Pública, en el año 1938. Al año siguiente, fue editado por los Talleres Don Bosco, en la ciudad de Montevideo.-
En una de esas páginas, está insertado el inolvidable “Gurí Guapo”, escrito al mejor estilo de la generación de los criollistas del 20 y que recuerda la hazaña que llevó a cabo en las costas del arroyo del Oro, el niño Dionisio Diaz.-
Pero no se desvaneció en criollismos la veta poética de Gorosito.  Y ello queda latente en las páginas de ese libro. Que recorre desde la humilde tradición criolla, hasta los más intrincados laberintos, de la estética del canto. Sin renunciar jamás a la libertad, al artiguismo y a su devoción católica.-
La década de 1950, cuando ya se había retirado de Vergara, lo encontró en la madurez esencial de sus creaciones, tanto artísticas como literarias.-
Creó el Escudo, la letra del Himno y un afiche alusivo a los cien años de la fundación de Treinta y Tres. Creó el Escudo de Aiguá, para el Departamento de Maldonado. Obtuvo el primer premio en el Primer Certamen Poético de Treinta y Tres, con su poema “Canto al Arroz del Este”. Consiguió el “Premio Extraordinario” en Juegos Florales, realizados en la ciudad de Heredia (Costa Rica).-
Y mientras ocupaba su banca en la diputación, como Representante Nacional por Treinta y Tres, impulsó y concretó un homenaje, al poeta uruguayo Julio Herrera y Reissig.-
En el año 1953, dio a conocer “Espejo”, un nuevo libro de poesías.-
Falleció en la ciudad de Montevideo, un 2 de julio de 1959, víctima de una enfermedad terminal.-
Aun, no había cumplidos los 60 años de edad y dejaba en prensa para ser editados, libros escritos en prosa y en narrativa.-
Con su temprana muerte, se cerraba provisoriamente, otra página más del modernismo latinoamericano.-
El nomenclátor de la ciudad de Vergara, tiene registrado su nombre, en una de las tantas callecitas del Barrio “La Floresta”, que nacen cerca del monte, en la margen derecha del arroyo Parao….
Pero más allá de todo eso, el recuerdo del Dr. José Gorosito Tanco, como médico, como poeta, como dibujante, como ser humano, debe de permanecer en todos y en cada uno de nosotros. Máxime, cuando tenemos la obligación moral del presente y el desafío impostergable del futuro, de no dejar que se ignore, ni su obra artística ni su obra literaria.-
Porque quiso mucho a Treinta y Tres.  Bebió en las nacientes del alba, el agua pura y cristalina del río Olimar. Sintió latir en sus arterias, el canto sufrido de los yunques del trabajo.  Comulgó con espíritu sensible, en el cáliz bravío de una tierra fermental. Porque fue un vergarense más, que supo convivir con la angustia humana y los esplendores refulgentes de la divinidad. Porque supo de las llanuras inmensas, de los horizontes infinitos y de los cerros azulados, que guardan aun la savia y la identidad de sus poemas. Donde la libertad, el artiguismo y la religión católica, se toman de las manos, para transitar juntos el sendero de la dignidad. Sin llevar otra compañía, que la propia música del alma.-

Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 19 de noviembre del 2016.-



2 comentarios:

  1. Aunque precisamente por estos días he comenzado a frecuentar la obra de don Jorge Muniz Cuello en su condición de Blogger, llevado por mi interés en los trabajos de Historia Regional de nuestro Departamento y sus comarcas, recién hoy leo ese precioso texto sobre mi tío y padrino José Gorosito Tanco. Quiere el azar que lo lea precisamente hoy cuando el despertar de este día 3 de Noviembre de 2017 me encontraba inmerso en mis recuerdos emocionados sobre otro gigante del Espíritu y la Estética que acaba de partir de esta forma de vida hacia La Vida, también profundamente vinculado a la tierra vergarense: Profesor Luis Víctor Anastasia Sosa. Así que me ha llegado hasta'l tutano este hermoso texto "untura" para el Alma como diría Gorosito Tanco y muy en línea con la calidad del trabajo del Blog del que ya somos seguidores. Felicitaciones y a seguir profundizando en la Historia de la Región del Este Profundo. Dr. Ricardo Gorosito Zuluaga

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    1. Muchas gracias por sus palabras Dr. Ricardo Gorosito Zuluaga. Le invito a que siga leyendo mi blog. Un abrazo desde Vergara.-

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