lunes, 21 de noviembre de 2016

  EL CORONEL FORTUNATO  JARA
                                       
                                                                   (LA MEMORIA DE UN LANCERO)

Mucho se ha dicho y mucho se ha escrito, acerca de la trayectoria como guerreros y como conductores, que tuvieron Saravia y Lamas. Sin dudas, que ellos más que nadie se llevaron las glorias y el eterno respeto, de quienes siguieron de cerca, la lucha del ejército Nacional.-
Involuntariamente, eclipsaron a otros. Que siendo tan guerreros, tan corajudos y tan blancos como ellos, fueron desplazados a un segundo plano.-
Uno de los tantos: fue el coronel Fortunato Jara… De quien la tradición oral de los fogones camperos y algo de lo escrito en los textos de la revolución, se encargaron de diseñar y de difundir, la legendaria figura de un centauro gaucho…. Mitad leyenda, mitad coraje….Eso y nada más!!...
Era hijo del capitán paraguayo Pedro Antonio Jara, nacido en el Paraguay, alrededor del año 1783 y fallecido en la "Villa de Melo" (Cerro Largo) en 1860 y de la mestiza con guaraní Juana de la Cruz Suárez, nacida en  Cerro Largo "Partido del Tacuarí" en 1803 y fallecida en el mismo lugar en 1867.-
Presentado ante el registro eclesiástico como Fortunato Suárez, vino al mundo el día 13 de octubre de 1822,  en el paraje conocido por “Rincón de los Coronel” (en la 13ª. Sección del Departamento de Cerro Largo) y fue bautizado en la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar y San Rafael, por el cura vicario brasileño Juan Themudo Cabral Diniz, el día 27 de enero de 1823, ante los padrinos: José María Ramos y la esposa de éste, Benita Muniz.-
Tuvo al menos, cuatro hermanos varones: Celedonio (quien se casó en Cerro Largo con la brasileña Anacleta Francisca Lisboa en 1847 y luego que enviudó, en 1894, se casó con Dolores Pereira); Ramón Severo (quien se casó en Cerro Largo, con Isabel Caberos en 1860), Santiago y Doroteo (quien se casó en Cerro Largo, con Perfiria Sosa en 1873).-
En el año 1836, con apenas 13 años de edad, combatió al mando del coronel Dionisio Coronel Muniz, en la batalla de Carpintería, junto a las huestes vencedoras, del general Ignacio Oribe.-
Atendiendo al relato de viejas memorias que ya no están, en el transcurso de esa batalla, a Fortunato, le bolearon y le quebraron el caballo, que era un regalo de Dionisio Coronel y que se lo había domado el cacique charrúa “Sepé”.-
Adherido para siempre al Partido Blanco, reapareció en la Guerra Grande, sirviendo en las filas sitiadoras del general Manuel Oribe.-
El 12 de octubre de 1864, cerca de la "Villa de Melo", se batió contra las fuerzas del general brasileño José Luis Menna Barreto, integrando la división Cerro Largo y al mando del coronel Ángel Muniz.-
En 1865 como oficial de la división Cerro Largo, participó en el escuadrón que protegía al general Venancio Flores, de la batalla de Yatay y de la Rendición de Uruguayana, en el marco de la llamada "Guerra de la Triple Alianza".-
Luego de esta última rendición el día 18 de setiembre de 1865, el general Flores, dispuso que Ángel Muniz y su escuadrón formado con parte de la gente de la División Cerro Largo, retornaran a sus pagos natales, no interviniendo más, en el conflicto bélico.-
En el año 1870, ya como Fortunato Jara,  además de combatir en la "Revolución de las Lanzas", se casó en la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar y San Rafael (Melo-Cerro Largo) con Enemencia Paiz, lo que queda registrado en libro parroquial nro. IV- fs. 64 vuelta.-
En 1875 "Revolución Tricolor", continuó sirviendo en la división que comandaba Ángel Muniz, anudando estrechas relaciones con el sobrino del jefe, el entonces capitán: Justino Muniz.-
En 1886, el coronel Higinio Vázquez, jefe de Policía de Cerro Largo, de ideas blancas- primo del presidente capitán general Máximo Santos y a pedido de éste- logró convencer a Jara, para que se mantuviera al margen de la revolución y que no fuera a participar en nada.-
A cambio de ello fue ascendido al grado de capitán, en el "ejército de línea".-
El día 7 de abril de 1891, compró un terreno en el caserío de "El Parao" (hoy, ciudad de Vergara-Departamento de Treinta y Tres) contiguo al de la iglesia católica, donado especialmente por el fundador Sr. José Fernández Vergara.-
En 1892, fue comisionado por Dalmiro Coronel, para intentar unir a los blancos de Cerro Largo y en ese caso, propender a que el general Justino Muniz y el comandante Oviedo, allanaran sus diferencias. No logró materializar la propuesta.-
El 25 de agosto de 1896, en la casa de Serafín Rodriguez (en Pablo Páez), fue designado, Presidente Honorario del Directorio que regiría los destinos del Club del Partido Nacional “General Gumersindo Saravia”.-
Había envejecido prematuramente y apenas podía caminar a causa del reuma que lo aquejaba.-
Por fuera, nada quedaba de aquel indio menudo, de pelo negro, de barba entera, recio como coronilla y nervioso al extremo… Su lanza, era temible en las montoneras gauchas. Su coraje era proverbial y sus mentas de hombre disciplinado y generoso con los subordinados, recorrían los cuatros rumbos de la comarca de Cerro Largo.-
Tenía varios hijos e hijas. Pudiendo contabilizarse a: Rufino, Atanacio, Domingo, Juana,  Margarita (casada con Paulino Niz Rojas), Everilda (casada con el maestro y periodista Juan Paseyro y Monegal) y Avelina (esposa de Juan Araújo). Las tres últimas, residieron en el caserío de "El Parao" a partir de 1891.-
Él, vivía en unión libre con Carmen Muiño. En un rancho de “dos aguas”, de paja y terrón,  que estaba enclavado, en la esquina de las calles Agustín Urtubey y José Zuluaga, de la hoy, ciudad de Vergara.-
Cuenta la tradición oral que uno de sus pasatiempos favoritos, eran las carreras de caballos, que se corrían en una cancha existente en el hoy, barrio "La Cuchilla" y que la había mandado hacer especialmente el fundador Fernández Vergara, el brasilero "Yuca Vergara", a quien le gustaba mucho este tipo de actividades.-
Una mañana de 1897, llegó un chasque, que enviaba desde Melo, el caudillo blanco Doroteo Navarrete. Venía con la proposición de que el viejo Jara, se hiciera responsable de la División Cerro Largo.-
Escuchó respetuosamente al recién llegado y después, pensativo y cabizbajo, le contestó: - Pero muchacho, yo ya no sirvo….Agatas camino…No puedo ni con el mate...Diande otra revolución…Que vayan los hijos….
Pero al llegar la noche, vistió su raída chaquetilla militar, ensilló el caballo tobiano negro, empuñó la vieja lanza de palometa y se dirigió hacia la zona del Rincón de Ramirez, acompañado por dos de sus hijos varones.-
De nada valieron los ruegos de su compañera sentimental y una vez que hubo partido, se le escuchó comentar a la mujer: - Pobre viejo, si no lo mata alguna bala, lo va a matar el frío….
Con la ayuda de Paulino Niz y del joven servidor Fructuoso del Puerto, logró reunir unos 250 hombres mal armados, pero con mucho fervor partidario.-
Entre ellos, iban: Hipólito y Cirilo Rosas; Fructuoso Ledesma; Dionisio Pérez; el Escribano Gabino Coronel (que era el Ayudante), sus hijos: Rufino y Domingo Jara y Florencio Niz Jara (uno de sus tantos nietos)….
El 4 de mayo de 1897, se unieron a Saravia y a Lamas, en el Departamento de Rivera.-
Diez días después, librarían la feroz batalla de “Cerros Blancos”, cerca de Vichadero. Donde las lluvias se volvieron incesantes, el frío calaba hasta los huesos y la superioridad de hombres y de armas que expuso el ejército gubernista, terminaron por acorralar y diezmar a las columnas blancas.-
Eran 2.500 revolucionarios, con muchas lanzas, pocos fusiles y menos balas…
Eran 6.000 colorados, con muchos fusiles, muchas balas y varios cañones…
En plena batalla, cerca de la hora 14, fue herido el Coronel Juan Francisco Mena, que constituía parte de la vanguardia e inmediatamente, con casi toda su División, se marchó para el Brasil.-
De inmediato, Lamas, ordenó que el Coronel Jara con su División, cubriera la brecha que había dejado la partida de Mena.-
Así se llevó a cabo, bajo un fuego interminable de fusilería gubernista. Y en momentos que Jara, ordenaba una carga a lanza, un tiro de fusil impactó de lleno en su corazón y lo bajó de arriba del tobiano negro….
Cuenta la leyenda que antes de expirar, trató de tocar la bandera blanca, de seda gruesa, cribada de balas, que portaba el abanderado, Cirilo Rosas.-
En la retirada, abriéndose paso a lanza entre las fuerzas gubernistas, lograron llevarse el cadáver del viejo luchador y por orden del general Saravia, construyeron un féretro de tablas, lo vistieron de negro y lo velaron en una de las tantas piezas, de la pulpería de Domingo González.-
Allí lo vio, Luis Alberto de Herrera, rodeado por Rufino y por Domingo, los dos hijos que lo acompañaban en la contienda bélica y que nunca se separaron de su lado….
Lo enterraron próximo al esquinero de un alambrado. Y después, un oficial gubernista que había escuchado hablar de Fortunato Jara, mandó a sus hombres que lo desenterraran por el solo hecho de conocerlo.- Esa acción no pasó desapercibida. Y al enterarse el general Villar de lo acontecido, sin más trámites, dispuso que el oficial y los soldados gubernistas, fueran inmediatamente fusilados.-
Junto al viejo de 74 años de edad, cayó también para siempre, el escribano Gabino Coronel Collazo, su joven ayudante, descendiente de familia ilustre de Cerro Largo, nieto del caudillo Dionisio Coronel Muniz.-
Como para decir, que las águilas cuando alzan el vuelo, no lo hacen solas…..
Y que el nombre de Fortunato Jara, más allá de todo recuerdo político partidario al que lógicamente se le asocia, está implícito desde y para siempre, en una de las principales calles de la ciudad de Vergara.-

Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 21 de noviembre del 2016.-
                                                                         

       

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