martes, 22 de noviembre de 2016


     " EL  LOCO"  PEDROSA.....

Cuando por las noches largas y anodinas del campo, los viejos paisanos escuchaban golpeteo de manos en el guardapatio de algún rancho y la perrada atropellar en una gritería sola, se tiraban al suelo de los catres y abrían la puerta con un candil en una mano, y el revólver dispuesto a tirar, en la otra.
-Quién vive dese lao ???....
Desde la oscuridad salpicada apenas por el resplandor de alguna luna marchita, contestaba una voz fuerte y templada por la pelambre de los caminos:- PEDRO NIEVE PEDROSA ROJAS !!!.....
Y agregaba:- GENTE BUENA!!!....
Ese, era "El Loco" Pedrosa, así denominado por todos sus conocidos e involuntariamente creador de aquella frase que se volvió "dicho" en el Vergara de las décadas de 1960 y 70 cuando hasta de gusto la repetíamos por las calles:- "Gente buena- dijo "El Loco" Pedrosa...
En su vida particular, fue uno de los tantos hijos, que tuvieron los esposos: Fermín Pedrosa y Teodora Rojas.-
Primo de Ovidio Techera Rojas (“El Chiquito”), que era Inspector de Tránsito en Vergara y de Laurentino Gómez, el viejo peluquero del Barrio “La Estación”.-
Había nacido en la 13ª. Sección de Cerro Largo (cerca del “Paso del Dragón”). Con un historial de demencias, pobreza, sometimientos y malos tratos que le seguían y le acechaban desde niño. Y que cuando cumplió la mayoría de edad, huyó del rancho de los progenitores, borró la amistad con los hermanos, comenzó a recorrer los caminos de a pie e hizo una alianza indeleble con la soledad.-
Quería dar vuelta la página y comenzar otra vida.-
Quería encontrar la paz que le había sido esquiva, el cariño de una mujer que verdaderamente lo quisiera, florecer en hijos y tener el calor fraterno de un hogar. Pero nunca pudo lograrlo. Como tampoco pudo ahuyentar de la mente aquellos fantasmas del pasado, que lo seguían y que lo acicateaban sin darle tregua. Y que lo dejaban huraño como un bicho, con el ceño fruncido y con el genio más que picante.-
Transcurrían esos momentos y luego de pasados, afloraba la bondad y cierto grado de respeto hacia sus semejantes.-
Sin embargo, ya tenía su fama ganada y no era fácil revertirla en el ambiente campesino. Amplia senda, donde iba y venía sin contar las leguas.-
Así lo conocí en la década de 1960, cuando ya era un hombre maduro con la cabeza rapada y la cara rodeada por una barba espesa. Con sus tres mochilas, que pesaban alrededor de 80 kilos y donde se comenta que en una de ellas llevaba un juego de copas de vidrio, que había pertenecido a sus padres.-
De regular estatura, complexión fuerte, se dice que recorrió a pie todo el Uruguay, parte de la Argentina y gran parte del Sur del Brasil.-
Peleaba a los bastonazos con los teros. Espantaba los gallos de las estancias, cuando cantaban a su lado y el día que andaba “loco”, se cosía remiendos de todos los colores en el pantalón y en el saco.-
Fue un gran nadador. Y muchas veces, se ocultaba en le monte durante todo el día y cuando abandonaba “el alojamiento”, lo dejaba barrido y con la leña acondicionada.-
Hombre de fogones grandes, que se rapaba el mismo la cabeza con una navaja y que tenía “siete vidas” como los gatos…
Tan es así que una mañana de primavera, Fructuoso Ramos, quien se la tenía jurada porque le había faltado el respeto a un familiar suyo, cerca de un arenal del “Paso de Píriz”, lo capturó a “mano limpia” y le dio tremenda paliza hasta dejarlo caído. Tan es así que lo vio tirado a lo largo, supuestamente desmayado, lo creyó muerto y fue a la casa a buscar una pala para darle sepultura…..Cuando regresó para finalizar “la tarea”, Pedrosa, se le había desaparecido….
El otro hecho sucedió en la estancia de Cesáreo Saravia (en las Costas del Leoncho), donde en ausencia de éste y de los peones que andaban recorriendo el campo, llegó a la estancia y se acostó en la cama matrimonial, ordenó a doña Cecilia Salvarrey (la esposa de Saravia) que matara una gallina y se la hiciera con arroz para el mediodía....
Pero la cosa no quedó ahí nomás. Cuando quiso acordar, sin saber como ni de donde, surgió Saravia que rugía "como un león", en el interior del dormitorio….No le dio tiempo a nada, lo manoteó de la ropa y lo sacó en el aire, puerta afuera y rumbo al baño de ganado que estaba con agua en su interior. Lo tiró para adentro del mismo y comenzó a “horquillarlo”….
Después de varias “horquilladas”, donde Pedrosa clamaba por su vida y pedía perdón una y otra vez por la acción que había cometido, Saravia, le dio respiro, lo ayudó a salir del baño de ganado y le ordenó que levantara las mochilas y se fuera de una vez por todas donde nunca más lo viera. Y la advertencia se hizo realidad. Nunca más volvió a la estancia….
Pero por sobre todas las cosas, “El Loco” Pedrosa, se distinguió como un gran comilón....
Cuentan memorias orales vergarenses, que un día en la estancia "La Pastoril" (Costas del Parao- 3era. Sección de Treinta y Tres), en presencia de José Pedro Zuluaga Muiño, jugó y cumplió al mediodía que se comía solo la mitad de un cordero "Romey", asado a las brasas. Por si fuera poco, lo apretó con dos litros de leche de vaca, un lote de galletas incluidas y después se fue para abajo de un árbol y se acostó a dormir la siesta...
De ahí en más, su fama de comilón, se extendió de boca en boca, de fogón en fogón, de rancho en rancho y la gente comenzó a mentar la consabida frase: - Comilón dijo ??....Gué, entonce usté no lo ha visto al "Loco" Pedrosa...Si no, ni se mete a prosiar…
Estaba quedando anciano y “los ochenta”, ya le venían errando viajes a los talones….
Sobre su cuerpo dolorido cargaba las tres mochilas, el bastón en su mano derecha y una hernia inguinal que ya le molestaba bastante. Pero seguía caminando y comiendo regular....
En la década de 1970, llegó a la estancia de José Doroteo Ortiz, en las Costas del Tacuarí (3era. Sección de Treinta y Tres) y en la noche, antes de acostarse en el galpón y taparse con cueros de oveja, como regularmente lo hacía, se despachó tres platos de porotos, con abundante grasa y no menos carne de vaca y de chancho....
Una tremenda indigestión, tomó cuenta de él y trasladado de inmediato en el Jeep policial por el Comisario Dionisio Sosa, logró llegar con vida al Hospital de Treinta y Tres. Sin embargo los años vividos y el organismo vapuleado por el rigor, no le permitieron sobrevivir.....
Murió entonces, PEDRO NIEVE PEDROSA ROJAS....."EL LOCO" PEDROSA....
Pero no murió su leyenda, ni su periplo terrenal de caminante, ni sus locuras de raparse la cabeza y remendarse la vestimenta.-
Aun campean por los ranchos pobres de la campaña, las historias de aquel hombre andariego, pescador de amaneceres, que encima de las tres mochilas que le acompañaban, cargaba también, el estigma de aquel niño pobre y maltratado, que nunca pudo olvidar.-

Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 22 de noviembre del 2016.-

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