jueves, 24 de noviembre de 2016

"COMUNICACIÓN A UN GUITARRERO"...

"A don Rocha, donde se halle / posiblemente en Vergara/ que le de sol en detalles/ a su guitarra olvidada. / Que le ponga cuerdas nuevas/ a su hondura desvelada/ y que me espere con ella/ pero que esté bien templada/ Y que me espere con ella….Pero que esté bien templada".....
Fragmento de una letra que con música incluida la escribió el maestro Ruben Lena, en el año 1979. Hasta ahora y que recuerdo, la han grabado: "Los Hacheros"; "Pepe" Guerra y el dúo de Santa Clara de Olimar, "Copla Alta".-
Pero más allá de todo eso, es algo interesante y llamativo resaltar, el Maestro Lena, para escribir la letra de esta canción, primero, se nutrió de la tradición oral de los pagos chicos, luego, rescató del olvido y a su manera, a un hombre sencillo, callado y bueno, émulo de una generación pasada....
La historia, está contada en el libro "Cuerdas Añadidas" y en el texto de la misma, lo nombra a don Amado Batalla, a quien conocí de niño en el Barrio "La Estación" y que era empleado de AFE, aquí en Vergara. Él, una mañana de 1979, en la estación de combustibles "TEXACO" de Treinta y Tres, en una charla de vecinos, le dio datos al poeta, sobre las mentas de "don Rocha", como viejo guitarrero de "prima y bordona"...
Cuenta Ruben Lena, que le preguntó a Batalla: - Y ese hombre aun vive en Vergara?....Sí Maestro, claro que vive, yo lo veo seguido, debe andar por los 75 años más o menos, tal vez un poco más y hace tiempo ya, que dejó de tocar la guitarra....
Después, el Maestro llegó a la casa y absorbido por la tranquila cotidianeidad del mismo, aquella "idea" sobre la conversación sostenida minutos antes, le quedó dando vueltas en la cabeza. Tomó un papel y un bolígrafo y escribió como si fuera "a pasar un despacho por la Difusora 33": "COMUNICACIÓN A UN GUITARRERO".....
Lo escribió sin conocer para nada, al protagonista de la misma...Es más, tengo la certeza que nunca, llegó a conocerlo personalmente.-
José Rocha, nació en el año 1900 y pasó sus primeros tiempos en la zona del "Bajo Hondo", en la Novena Sección del Departamento de Treinta y Tres.-
Hijo del brasilero Simplicio Rocha y de doña Amabilia Acosta, una familia campesina de clase media, con un pedazo de campo para subsistir y varios hijos, entre varones y mujeres.-
Vida austera y sencilla. Casas de terrón, techadas de paja y rodeadas de trasparentes, contiguas al campo que hoy, es propiedad del Sr. Rey Santana Lemos y que antiguamente constituía parte de las heredades del vasco- francés, Bautista Hontou.-
Pocos años después, en los inicios de la década de 1930 (ya fallecido don Simplicio), “los Rocha”, vendieron el campo y se vinieron para Vergara.-
José, ya trabajaba como chófer de una de las FORD T, de don Ramón Nieto (que para la época tenía “auto de alquiler”), a la vez que alternaba con la guitarra y con los naipes, toda vez que la ocasión le permitiera.-
Mis años de niño (en la década de 1960), de joven y luego de adulto, sumados al vínculo de amistad que existía con mis raíces maternales, supieron conocer y tratar bastante, a José Rocha, cuando en compañía de su hermana Dora y de su sobrina Selva, vivían en la casona construida por el italiano Ducatelli, en la calle Marcelo Barreto frente a la casa de don Palmiro Fernández (donde hoy, están los estudios de la Radio "El Libertador").-
Para ese tiempo, José, ya había abandonado para siempre la guitarra y en ese caso, se dedicaba a despachar clientes, en una tienda que tenía su sobrina Selva.- 
Cuando "Los Hacheros" divulgaron al público la canción que lo involucraba, recuerdo que mi madre al escucharla por radio, de inmediato se remontó a su infancia campesina del “Bajo Hondo” y recordó “las mentas” del José Rocha guitarrero de polcas, cielitos, rancheras, mazurcas, milongas y tangos…
Antolín Pereira, un amigo de ella y nuestro, que era compositor de caballos de carreras y estaba presente en la conversación, también acotó en el acto: -Gué...José Rocha...Ese era fino en la guitarra...Bía que ponérsele al costao cuando garraba la pescuesuda...
Para esa época, José ya estaba jubilado y todas las tardes venía a la casa de Dionisio Brun y con otros veteranos más, armaban ruedas de truco y jugaban sin parar, hasta las 8 o las 9 de la noche.-
Una de esas tardes, me saqué la duda o mejor dicho, reafirmé conceptos que revoloteaban sin rumbo fijo.-
Me arrimé hasta donde estaba sentado, con su bastón, su "pitera" negra entre los labios y su sombrero blanco a un lado de la mesa y le pregunté si había sido guitarrero....
Me contestó con su gesto apocado y su voz casi susurrante: - Sí....cuando joven fui...pero ahora hace mucho que dejé...Y no creo que algún día llegue a agarrar de nuevo la guitarra....
Entonces, me confió que ya había escuchado la canción que lo nombraba.....
Tenía 96 años de edad, cuando falleció aquejado de una insuficiencia cardíaca en el Hospital Regional de Treinta y Tres y desde varios años atrás caminaba apoyado en un bastón a causa de una fractura de cadera que había experimentado.- 
La historia no da para mucho más.-
Pero entiendo que es bueno, es dulce y es gratificante, cuando los poetas o los escritores de mi tierra, escarban, recogen y conservan, estas raíces olvidadas de los tiempos.-
Con ellas y con la corriente cristalina de la inspiración, que de alguna forma sabe de las carencias y de los pesares del alma humana. De encuentros y de desencuentros consigo mismo. Pero que tampoco excluye que sabe de paisajes, de gentes y de caminos transitados, cuando, como en este caso que expongo, logra elaborar y plasmar en un papel, la más sensible y plácida canción, que evoca una vieja estampa terruñera.- 

Jorge Carlos Muniz Cuello
Vergara, 24 de noviembre del 2016.-



Amabilia Acosta y Simplicio Rocha



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